Excelsior
MILÁN, 20 de septiembre.– El papa Francisco reconoció que su “forma autoritaria y rápida de tomar decisiones” ha provocado que lo acusen de “ultraconservador” en Argentina, aunque rechazó ser “de derechas”.
En la primera entrevista que concede desde que fue investido como Papa, Jorge Mario Bergoglio recordó que ya tuvo problemas por esa forma de actuar. “Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas. Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas”, reconoció el Papa a la revista jesuita Civilidad Católica”.
En la conversación de seis horas, Francisco recordó que en sus años como jesuita en Argentina “tenía 36 años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista”.
También habló sin tapujos de la relación que debe tener la Iglesia respecto a los divorciados, a los homosexuales y a las mujeres que han abortado.
A la pregunta expresa sobre lo que debe hacer la Iglesia frente a los cristianos que viven en “situaciones no regulares”, Francisco respondió que el Evangelio se debe anunciar en todos lados y con todas las personas, porque así “se cura todo tipo de enfermedad y de herida”.
La Iglesia ha estado a veces cerrada a las pequeñas cosas, en pequeños preceptos y lo más importante es el anuncio que ‘Jesús te ha salvado’, sin sustraerse de las preguntas más delicadas”.
Dijo que la Iglesia debe ser sentida como la casa de todos, pues no es una pequeña capilla que puede contener sólo un grupo de personas seleccionadas.
No debemos reducir el seno de la Iglesia a un nido protector de nuestra mediocridad.”
Recordó que durante el vuelo de regreso de su visita a Río de Janeiro ya había dicho que si una persona homosexual era de buena voluntad y cercana a Dios, él no era nadie para juzgarla. “Diciendo esto, he dicho lo que dice el Catequismo, donde Dios en la creación nos ha hecho libres y la injerencia espiritual en la vida personal no es posible.”
El pontífice recordó que “una vez, una persona de manera provocativa me preguntó si aprobaba la homosexualidad. En ese entonces le respondí con otra pregunta: Dime, Dios cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba la existencia con afecto o la rechaza condenándola?. Yo creo que siempre hay que considerar a la persona, mirarla y acompañarla en su condición y con misericordia. Cuando esto ocurre, el Espíritu Santo inspira al sacerdote a decir lo más justo”.
Yo veo con claridad que lo que necesita la Iglesia hoy es la capacidad de curar las heridas de la gente y de calentar el corazón de los fieles, la cercanía y la proximidad. Yo veo la Iglesia como un hospital de campo después de una batalla. Es inútil pedirle a un herido grave si tiene el colesterol o el azúcar alto, lo que se debe hacer es curar sus heridas”.
El Papa también se refirió a las mujeres y dijo que se necesita trabajar más para lograr una profunda teología de la mujer.
El genio femenino es necesario en los lugares donde se están tomando las decisiones más importantes. El reto hoy es precisamente reflexionar sobre el puesto específico de las mujeres, incluyéndola en los varios ámbitos de la Iglesia”.
Al hablar de las confesiones, dijo que éstas siempre deben tener como fin el ayudar y no torturar a quienes se acercan a la Iglesia, de tal manera que insistió en el anuncio del Evangelio.
No podemos insistir sólo en las cuestiones ligadas al aborto, al matrimonio entre homosexuales y al uso de los métodos anticonceptivos. Yo no he hablado mucho de estas cosas y por ello me han regañado, pero cuando se habla de esto, se necesita hablar en un contexto. El parecer de la Iglesia se conoce y yo soy hijo de esta Iglesia pero no es necesario hablarlo en continuación porque ello lleva a una desarticulación”, dijo el Papa, por eso debemos encontrar un nuevo equilibrio en el mundo contemporáneo”.