Los Mexicanos son Libres de Consumir o No Marihuana: SCJN

Por: Pascual Raúl Zárate Gil
Aquí Puebla, desde Londres, 20 de noviembre 2015. No corresponde al estado limitar las libertades y el derecho individual de la autodeterminación de los mexicanos a consumir o no la marihuana. Los daños no son tan graves como comúnmente se cree, por ello la medida de la prohibición absoluta es desproporcional, y la regulación estricta también es violatoria de sus derechos individuales.

Cuando la Suprema Corte decreta la inconstitucionalidad que el Estado mexicano prohíba el consumo de la marihuana por ser violatorio de los derechos humanos de los mexicanos, está reconociendo un error histórico que databa de muchas décadas en que se estaban violando flagrantemente los derechos humanos de los ciudadanos en este aspecto.

Aunque es preciso señalar que desde 2011 el Estado decretó el consumo de la marihuana, de la cocaína, la morfina y otras sustancias tóxicas para portación y uso personal exclusivo y en pequeñas dosis que están especificadas en la Ley Nacional de Salud.

El permitir la portación y el consumo de dosis mínimas en realidad tiene un objetivo inequívoco, el reconocimiento de que México ha dejado de ser un país de trasiego y se ha convertido en una nación susceptible al consumo de drogas. La política de Estados Unidos es de doble cara, hipócrita y cínica a la vez. Hipócritamente obliga a países como México a declarar la guerra a los cárteles de la droga,a combatir el trasiego ilegal de drogas a su territorio y mercado. Cínicamente le permite a sus ciudadanos toda la libertad para el consumo ilimitadode narcóticos.

Prohibido prohibir. Y se abre un gran debate distractor, aunque al final el gobierno nos imponga las políticas que le convienen que nos ha hundido en una guerra civil con más de 100 mil muertos y 26 mil desaparecidos en casi una década.

La política basada en los derechos humanos seguramente impulsará un cambio de paradigmas. Sería un golpe mortal a los carteles de la droga, a la DEA, a la CIA, al Pentágono, al FBI, a la gendarmería, al ejército y la marina mexicana; quitarles, arrebatarles y disputarles el mercado. Dejar el cultivo libre de marihuana a los particulares que lo deseen; algunos miles de millones de dólares menos para los carteles, los centros financieros mexicanos y estadunidenses, y un pretexto menos para el enriquecimiento corrupto de los gobiernos, y el lavado de dinero por las tuberías bancarias.

Por eso no deja de ser dilucidadora la aportación del ministro Arturo Zaldívar, la de decirle al Estado mexicano prohibido prohibir en materia de consumo la marihuana. Si bien, el amparo no otorga el derecho a la generalidad, esto va a cambiar con otros cuatro criterios resueltos en el mismo sentido para elevarse al rango de jurisprudencia y por ende de aplicación erga omnes.

Si se resuelvan mayores casos en el mismo sentido, el siguiente paso será la notificación al Congreso para modificar la Ley General de Salud. Si el Congreso decida no modificar la ley, la SCJN tiene la facultad discrecional de emitir una declaratoria general de inconstitucionalidad, legislando de facto. “ya no corresponde al estado limitar las libertades y el derecho individual de la autodeterminación a la marihuana.

La lógica de libertades tendrá fuertes repercusiones en las políticas de los gobiernos y su cambio de paradigmas. El mejor control de las drogas es a través de un ejercicio responsable de las libertades, a través de la educación de la sociedad. No la de un Estado sancionador ni represor, ni guerrero.

La forma menos costosa de combatir la producción, distribución, venta y consumo de los narcóticos es dejar libre el ejercicio de las libertades y de los derechos humanos de consumirlas o no. No por la libertad la gente va a suicidarse, o perderse consumiendo drogas sin consciencia. Como no lo hacen con el alcohol y el tabaco. Sería un infierno. Y el infierno, está comprobado, no comulga con el sentido común y el buen sentido de la gran mayoría de las personas.

Por eso es tan abominable la perversa guerra los carteles y el crimen organizado. Una década de guerra, de dilapidación de miles de millones de pesos, de compra masiva de equipamiento, de patrullas, de armas, de onerosa logística, de creciente efectivos de gendarmería, ejército y marina, ha resultado criminal, suicida para México, un país con más de 60 millones de pobres tirando sus escasos recursos por la borda del barco naufragante, sembrando caos y muerte.

La guerra más absurda, la de acabar con los capos de las drogas, la que proclamaba Felipe Calderón. Mientras el mercado de consumo siga creciendo fuera y dentro del país, los cárteles del narco seguirán multiplicándose.

Estados Unidos crea centros de rehabilitación, tomando en cuenta que es un tema de salud, no de guerra, ni de fuerza ni de violencia ni de aplastar las libertades individuales de sus ciudadanos y perseguirlos, castigarlos, reprimirlos, llenar las cárceles de consumidores eventuales o empedernidos. Es un crimen que el gobierno mexicano utilice el gasto público para construir centros penitenciarios de alta seguridad, en vez de levantar centros educativos y centros de salud que demanda el pueblo.

No hay razón para contratar al FBI, a la CIA, a la DEA, al Pentágono a que nos ayuden a ganar una guerra que desde que se declaró está perdida. El Estado y el gobierno están metidos en pleno lodazal, ya es tiempo que salgan, obviamente por bien de México. Si quieren salvar lo que queda de las instituciones nacionales.

La tendencia global comienza a mirar o girar a la liberalización y concientización de las drogas.Los países desarrollados están colocando los derechos humanos sobre el combate a las drogas.Un caso que ilustra este hecho ocurrió en el Reino Unido:

“R V Kennedy (Simmon) 2007 3 W.L.R. 612, en donde la víctima (finado), solicitó al acusado de administrarle heroína, el cual simplemente se encargó de subministrar la jeringa y entregárselo a la víctima, él cual la inyecto con su propia mano. La Cámara de Lores sostuvo que dado que el finado era una persona completamente informada y un adulto responsable, el homicidio no era aplicable dado que la heroína había sido administrada libremente y voluntariamente por el finado, motivo que causó la muerte.

Del planteamiento presentado por la Cámara de Lores en el caso Kennedy, en México la SCJN abordó el caso del consumo recreativo, lúdico de la marihuana con una perspectiva semejante, basada en los derechos humanos, con una postura liberal, pues mientras no nos haga daño a terceros, el individuo ejerce su libertad de consumo e ingiere, inclusive si llegará a ser dañino para su salud. El estado está obligado a dejar que el sujeto se realice libremente.

El proyecto de Zaldívar puede conducir al Estado a la obligatoriedad de transitar de un estado represor y régimen prohibitorio, a otro de respeto a las libertades individuales, lo cual significaría terminar con la criminalización, que se basa en la coacción y violación de los derechos humanos sin justificación lógica. Nos llevará a transitar a un Estado de mayores libertades, donde la educación-concientización recaiga en la sociedad, en la familia, la educación, como reguladores. Ahora bien, la penalización no tiene un efecto disuasivo, pues prohibir no baja el consumo, no protege al adicto y solo crea males colaterales que se reproducen rápidamente.

Por ello es primordial abandonar la penalización del consumo, el tema es un problema de mercado, de salud pública y no simplemente del crimen organizado. Mientras exista demanda, habrá oferta.

No debe desestimarse que la legalización de la marihuana, no significará el final de grupos criminales, ni de otras actividades ilícitas como la venta de otros estupefacientes, cobro de derecho de suelo, de protección, sobornos, secuestros, entre muchas otras acciones punitivas, pero si significaría el debilitamiento financiero de estos grupos,

Es necesario que se dé un giro distinto al combate a las drogas en México, que se ponga fin a esta guerra espantosa en la que mueren casi diariamente tantos mexicanos como en los actos de terrorismo en Paris, mientras el gobierno sigue dócilmente la doble moral de Washington. Exige a México que no deje pasar drogas a Estados Unidos, mientras en su país más de 25 millones de consumidores la adquieren cotidianamente. Y 23 estados de la unión la siembran, producen y comercialización con fines terapéuticos y recreativos.

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