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El año que viene, de lo individual a lo colectivo

Palabra Libre/Por Juan Carlos Lastiri

Estamos a pocos días de cerrar un año más para los que tenemos la dicha de estar pensando en que nos depara el 2017. Este año que termina, sin duda, ha sido de triunfos y desencuentros para todos pero, al final del día nos debe permitir reflexionar sobre cuáles son nuestras metas a futuro, personales y colectivas. Todos tenemos propósitos y lo más importante, todos debemos de tener una estrategia para llevarlos a cabo, saber que la fuerza de voluntad habrá de cumplir las metas propuestas.

Un final de ciclo, como lo es la terminación de un año, siempre nos deja un incentivo para poner en la balanza las experiencias de vividas en este lapso de tiempo, para poner empeño en mejorar las cosas que consideramos hemos dejado de lado, es decir, nos permiten formularnos objetivos claros hacia lo que deseamos en el año que viene. El término de un año nos deja echar nuestra mirada hacia delante y futurear, es decir, poner en palabras nuestros anhelos y ensueños sobre el porvenir propio, de nuestros seres queridos, nuestra comunidad, nuestro país, el mundo en que vivimos.

Y en este escenario de algo estoy muy consciente y es que todos podemos mejorar en mucho de manera colectiva tanto nuestro país como nuestra entidad, solo debemos entender que los esfuerzos personales al final se traducen en esfuerzos colectivos cuando los fines se encaminan hacia mejorar en nosotros. Creo que es tiempo de entender algo que siempre me han preguntado y es ¿Cómo podemos mejorar de manera colectiva tanto a nivel nacional como en nuestra entidad?

Todos creemos que los grandes cambios vienen con grandes acciones colectivas pero, hoy quiero aprovechar este espacio para decirles que yo soy un convencido de que los grandes cambios vienen a partir de pequeñas acciones individuales. Desde mi punto de vista, todos los mexicanos somos muy buenos para juzgar pero no tenemos tiempo para analizar de qué forma actuamos, es decir, esperamos que las cosas cambien pero no observamos que hacemos nosotros para cambiarlas. Creo que todos debemos trabajar para poner en la mesa juicios internos antes que externos y así, lograr pequeños cambios que sumados nos permitan observar cambios de mayor magnitud.

No tengo duda de que las disyuntivas, dramáticas como suelen ser, imponen restricciones pero también posibilidades de elegir. Para mi, la vida tiene sentido en función de los propósitos o misión muy personal que nos planteamos, siempre en relación con los demás; porque entra en juego la posibilidad de dejar nuestra huella indeleble en el mundo y experimentar la satisfacción de que hacemos lo suficiente por trascender el límite temporal de nuestra vida.

Muchos pensaran que el entender que los pequeños cambios mueven al mundo es un sueño pero quiero decirles que creo que si bien, soñar es riesgoso, porque nada nos eximen de la posibilidad de frustrarnos, el darnos la posibilidad de cambiar algo es un sueño porque depende de uno iniciarlo sin esperar respuesta de nadie. Así, contrastar los propósitos con los logros puede resultar doloroso, pero no hay mejor ruta hacia la madurez, el éxito y la realización.

Quienes soñamos podremos de vez en vez arribar a la conclusión de que existen hondas brechas entre lo deseado y lo logrado, pero tendremos elementos para saber cuándo y por qué nos apartamos del camino, y lo que debemos hacer para retomar el cauce. Quienes actúan de espaldas a sus potencias de imaginar una situación distinta y mejor, en cambio, optan por aliarse a las circunstancias que no desean.

En este sentido y en mi entorno colectivo, lo que yo veo hacia el final de año y del ciclo de la primera alternancia en nuestro Estado, es una Puebla consciente de las promesas incumplidas. Lo que yo palpo son las energías y la esperanza de un cambio. Resta por darle forma colectiva al sueño de una Puebla progresista, plural e incluyente, pero sobre todo generosa con sus personas y sus familias. Lo que falta es construir en equipo la voluntad colectiva de cambio y traducirla participativamente en programas de acción. Lo que yo veo y propongo, a partir del próximo año, es una Puebla unida y en equipo, caminando hacia un horizonte de progreso, con un presente y un futuro mejores.

En base a esto hoy quiero desearte lo mejor para ti y tus seres queridos en este año nuevo. Y a la vez que te deseo lo mejor te quiero invitar a que pienses las cosas de manera propositiva e individual entendiendo que lo colectivo no debe ser una suma de voluntades sino de acciones pensada en el bienestar de todos. Por esto, estoy convencido que tus anhelos personales y grupales de bienestar son el ingrediente sustancial del impulso de cambio y de la forja de una Puebla como la que tú y tus seres queridos quieren y se merecen.

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