“Está bien que finalmente se la entreguen a un cineasta”, expresó Arturo Ripstein acerca de la Medalla Bellas Artes, la cual por primera vez será entregada en el rubro de creación cinematográfica. El director la recibirá el lunes 24 de febrero en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, dio a conocer Milenio Noticias.
Nacido en la Ciudad de México en 1943, el realizador dice en entrevista con MILENIO: “Sé que la medalla se la han dado a gente importante, por lo que me da mucho gusto recibirla”.
Asimismo, enfatiza que Alfonso Cuarón “ya no es un cineasta mexicano; está fuera, se fue”.
Entre sus películas más importantes se encuentran El castillo de la pureza, Cadena perpetua, El lugar sin límites, Principio y fin y El evangelio de las maravillas. Ha recibido premios como el Ariel, el especial del jurado del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Nacional de Ciencias y Artes y la Concha de Oro.
¿Qué significa para usted la entrega de la Medalla Bellas Artes?
Es un gran gusto que me la den; está bien que finalmente se la entreguen a un cineasta. Es un premio joven, no es como el Premio Nacional de Ciencias y Artes, que también recibí, pero este sí con mayor distancia temporal porque el primer director de cine al que se lo otorgaron fue a Luis Buñuel en 1977, y yo fui el segundo 20 años después.
La Medalla Bellas Artes es una presea reciente. No conozco bien cuáles son los criterios para que se entregue, porque para el premio nacional lo proponen a uno, hay una institución que presenta tu candidatura. Sé que la medalla se la han dado a gente importante, por lo que me da mucho gusto recibirla.
¿En qué está trabajando actualmente?
Estoy por presentar un nuevo guión que terminó Paz Garciadiego
y que todavía no arranca su carrera de búsqueda de financiamiento. Apenas estamos por iniciar los preparativos de las carpetas para buscar financiamiento. Pero no puedo decir de qué se trata porque, como soy supersticioso y creo en la magia, mejor no digo nada.
¿Quiere hacer una película sobre Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco?
No, para nada. Cuando trabajábamos en El castillo de la pureza, a principios de los setena, José Emilio estaba haciendo el libro El principio del placer, una serie de cuentos que estaba reuniendo y corrigiendo, pero Las batallas en el desierto fue publicada mucho tiempo después. A mí me gustaba mucho el libro. Me da mucha nostalgia, me parece lindísimo y me hubiera gustado filmarlo, como me hubiera gustado filmar ¡Absalom, Absalom!, de William Faulkner. En realidad era una idea de “hombre, me encantaría”, pero hubiera puesto muchos reparos para hacerlo, porque a mí trabajar con niños me cuesta mucho.
¿Cómo define usted la relación profesional con su mujer, Paz Alicia Garciadiego?
La vida real es igual que con cualquier pareja: te peleas por cualquier cosa, desde la camisa hasta porque llegaste tarde; en fin, por las cosas normales.
Profesionalmente estamos cercanos en lo que nos gusta, lo que nos parece bien y lo que no. No hay demasiados obstáculos y derrapones. No es fácil escribir, hacer un guión y colaborar con alguien. El horror de vivir con quien trabajas en este oficio es que las películas siempre se caen, siempre les pasa algo, todo conspira para que no se haga. Cuando me entero de que la película se volvió a caer en vez de llegar a la casa y tener una mujer que me diga “no te preocupes, se levantará, no pasa nada”, tengo que compartir la angustia y ser el desolado que tiene que consolar.
¿Qué piensa de la nominación de Alfonso Cuarón al Oscar?
Cuarón ya no es un cineasta mexicano; está fuera, se fue. Hace películas americanas: está nominado por una película gringa. Bien por él, pero se fue. Quiso ver otros horizontes, y lo respeto mucho, pero ya no es un cineasta mexicano: es un cineasta que nació en México.
Gravity no es una película mexicana: no hay películas mexicanas con George Clooney, no las hay en inglés, afortunadamente, porque españolas hay un resto. Alfonso Cuarón es un director que trabaja fuera, y está nominado por una película gringa. Me parece bien, me da gusto, me parece perfecto que su decisión haya sido no quedarse en México, irse y que haya logrado que lo nominaran en lo que, para mí, hace muchos era el premio más importante de Estados Unidos, el mundo, el universo y las galaxias circunvecinas.