Marisol Castillo
“La pobreza es clave para la reforma de la Iglesia, y su misión es aportar nueva luz sobre su proyecto “una Iglesia pobre para los pobres”; así lo dio a conocer durante su mensaje el Papa Francisco I, en el marco de los festejos del Santo de los pobres, San Francisco de Asís.
El santo San Francisco de Asís fue fundador de la orden franciscana. Hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardone, durante su estancia en la orden, fue un joven mundano de cierto renombre en su ciudad.
San Francisco predicó la pobreza como un valor y propuso un modo de vida sencillo basado en los ideales de los Evangelios. El papa Inocencio III aprobó su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para predicar y lo ordenó diácono. Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, la de los franciscanos. Además, con la colaboración de Santa Clara, fundó la rama femenina de su orden, que recibió el nombre de clarisas.
Sin embargo, la dirección de la orden no tardó en pasar a los miembros más prácticos, como el cardenal Ugolino (que luego fue Papa) y el hermano Elías, y él pudo dedicarse por entero a la vida contemplativa. Durante este retiro, San Francisco de Asís recibió los estigmas (las heridas de Cristo en su propio cuerpo), según testimonio de él mismo, y compuso el poema Cántico de las criaturas o Cántico del hermano sol, que influyó en buena parte de la poesía mística española posterior.
San Francisco de Asís fue canonizado dos años después de su muerte, el 15 de julio de 1226, y sus sucesores lo admiraron tanto por su modelo de austeridad como por su sensibilidad poeta.