La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) reporta la variación de precios de los productos de la canasta básica del 15 de agosto al 15 de septiembre con los siguientes aumentos: limón 85%; chile serrano 41.03%; frijol 39.47%; jitomate28.57%; naranja 28.57%; cebolla 20.69%; tomate 20%; papel higiénico 20%; aguacate 16.67%; gelatina de sobre 15.38%; arroz 14.29%; atún enlatado 11.76%.
“La inflación sigue flagelando la economía familiar, aun habiendo una ligera mejora, la realidad del mercado nos habla, como lo demuestra el presente sondeo, que la escalada inflacionaria sigue siendo una constante que mina el poder de compra de las familias mexicanas. En el marco de la conmemoración de la Independencia de nuestro país, el entorno más que adverso, se ha convertido en un pleno de calamidades; ya no sentimos lo duro sino lo tupido”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
Para celebrar el Día de la Independencia, en distintos Estados el grito será virtual por la pandemia o a puerta cerrada; el horario de la venta de alcohol será restringido y la celebración será en casa, viendo el grito por la tele. El costo promedio de una cena para 10 personas oscilará entre los $1,500 y los $2,000, según el menú que se escoja (tostadas de pata, tostadas de tinga, pozole, pambazos).
Hablar de incertidumbre es ya un estribillo demagógico, una palabra hueca que no corresponde a la realidad. La realidad ha derrotado este discurso, ya no vivimos más en la incertidumbre, ahora vivimos la certeza de la calamidad. No hay ambiente para celebración alguna, vitorear a nuestros héroes y gritar a todo pulmón: ¡Viva México! Con motivo de nuestra Independencia, en este momento no es opción, acaso un pensamiento y un susurro, el Grito de ahora, lo que los mexicanos queremos es que acabe toda esta pesadilla, que cesen las calamidades, que volvamos a vivir en paz.
“Por ello, este grito de Independencia será un grito de Clemencia, un mensaje inequívoco a la naturaleza de que hemos aprendido la lección, prestos y puestos a corregir nuestro estilo de vida depredador y consumista por uno de pleno respeto al medio ambiente, a nuestro planeta, con la convicción ética de heredar a las futuras generaciones, a nuestros hijos y nietos un planeta habitable y así garantizar su derecho a vivir”, declaró Rivera.
En últimas fechas nos ha pasado de todo: arrastramos una sequía prolongada de más de 10 años; ha habido explosiones en nuestras plataformas petroleras; desbordamientos de ríos como el Usumacinta que provocó la inundación en localidades de Tabasco, Comalcalco, Macuspana, Villahermosa, damnificando a miles de hogares tabasqueños; también del Rio Tula que anegó más de 30 mil viviendas, dejando a la intemperie a igual número de familias; huracanes como Grace y Nora que a su paso dejaron una estela de pérdidas millonarias y humanas; sismos con epicentros en Oaxaca y Guerrero que provocaron muertes, daños materiales y tan solo en Guerrero más de 17 mil damnificados; obviamente estresó la frágil salud emocional de los capitalinos; el talud provocado del Cerro del Chiquihuite que sepultó a cientos de casas en Tlalnepantla, Estado de México, robando vidas; las recientes fumarolas del Popocatépetl que amaga con su creciente actividad volcánica; todo ello enlista el sinnúmero de calamidades que nos han venido ocurriendo, amedrentando nuestro estado de ánimo. Los jinetes del apocalipsis han decidido cabalgar en México y su cabalgata va enmarcada por la pandemia del Covid que, un día sí y otro también, no cesa su embestida, sumando contagios (3 millones 480 mil) y muertes (267,748) a su dantesca estadística.
Seamos honestos, no hay espíritu de celebración alguna, las calamidades que nos azotan nos tienen postrados. Que en este 15 de septiembre que nuestro Grito sea de Clemencia y antes que gritar ¡Viva México!, gritemos que ¡Viva la vida, que viva la salud de la Tierra, que viva el derecho a vivir de las próximas generaciones de nuestros hijos y nietos, que sobreviva México!