Un actor con responsabilidad global

Las grandes metas nacionales, contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, delinean un proyecto de país hacia el cual queremos avanzar los mexicanos. Junto con lograr ser una nación más prospera, incluyente, en paz y con una educación de calidad, se estableció como uno de los grandes objetivos, el ser también un actor con responsabilidad global, lo cual nos obliga a reflexionar que implica este concepto en el contexto actual.

Ya habíamos comentado en anteriores participaciones, que era un gran reto recuperar para nuestro país el espacio que en el concierto internacional se había perdido por errores de la diplomacia de los gobiernos anteriores. Dichos errores y una conducta errática en la conducción con los países de nuestra región, llevó a la pérdida de un liderazgo que México había construido en base a una sólida congruencia, en cuanto a su posición ante las grandes potencias del orbe, y la permanente defensa en la auto determinación de la soberanía de las naciones. Pero bochornosas escenas como la famosa “comes y te vas” fueron reduciendo los espacios para el país.

Ahora bien, es indiscutible que en la realidad actual, no solo es deseable sino francamente indispensable, estar inserto en la dinámica globalizadora mundial. Es decir, ninguna nación o pueblo puede estar aislado de su entorno regional, continental o mundial. El llamado “concierto de naciones” es reclamante y muy exigente. Ya que ahora, en estos momentos, no hay tema que no lleve una lógica que concatene a los países en una relación de interdependencia, con diferentes grados y variantes.

La firma de acuerdos comerciales, de intercambio científico o cultural, de respeto a la biodiversidad, medio ambiente o a los derechos humanos, están tan de boga que nos habla de un mundo plenamente integrado en un “orden social”, con sus propios códigos de conducta implícitos, pero también algunos sustentados en normativas claras y supranacionales. De ahí que haya “chicos malos” que perturben ese orden internacional, como en el caso de Corea del Norte o Irán, que al parecer ha entrado en un proceso que le permita regresar al buen camino.

Pues bien, toda esta contextualización permite identificar que resulta obligatorio para el Gobierno de Enrique Peña Nieto, buscar todos los espacios y medios para acelerar dicho proceso de integración de la nación mexicana en el escenario nacional y al mismo tiempo que recupera esa voz con autoridad moral para hablar de todos los temas internacionales, obtiene frutos de las relaciones bilaterales, pero también rehace el liderazgo regional con nuestros vecinos más cercanos. En específico, lograr acuerdos comerciales y acelerar los intercambios económicos con otros países, es estratégico para impulsar la economía nacional y una de las formas más importantes para fortalecer el mercado interno.

El llegar a hacer de nuestra economía una que no dependa tanto de la norteamericana, representa la meta, para lo cual es indispensable consolidar nichos alternativos para las exportaciones mexicanas. Junto a esto, el intercambio tanto académico, como cultural y científico, son determinantes para el impulso creativo y tecnológico para nuestro país, con miras a hacerlo más competitivo. Por todo lo anterior, la visita a Francia resume las características de cómo conducir las relaciones internacionales, ya que la segunda economía europea y la segunda economía latinoamericana, tienen mucho de qué hablar y los acercamientos deben redundar en beneficios mutuos, eso es indudable.

Los mexicanos tenemos la gran capacidad de aprender y ser creativos, y los franceses tienen muchos conocimientos útiles para, precisamente, transformar en productos que beneficien a nuestra sociedad. En fin, la cantidad de acuerdos y convenios que firmaron los mandatarios de México y Francia, nos hablan de un fructífera semana, sin olvidar el gran gesto que tuvo el gobierno galo con el pueblo mexicano, al declarar a nuestro país el invitado de honor a la conmemoración del 14 de julio de 2015.

Las relaciones franco-mexicanas nunca han sido fáciles, como es con potencias mundiales. Desde la intervención francesa, hasta el caso de Florence Cassez, acusada de secuestradora en nuestro país y que posteriormente fuera liberada, siempre ha habido momentos tensos, por eso, lo logrado por Peña Nieto es de importancia estratégica para el desarrollo nacional, ya que quedó sellada una alianza con Francia, que deberá marcar un nuevo curso no solo con esta Nación, sino con toda la Eurozona. Y es así como se logrará ser un actor con responsabilidad global.

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