Fuente: AP
Una veintena de parejas homosexuales tomadas de la mano, algunas llorando de emoción, recibieron el sábado la bendición de religiosos estadounidenses y canadienses, una ceremonia inusual en la isla caribeña donde el matrimonio gay no está legalizado y persiste una fuerte sensación de homofobia en la sociedad a la que esta comunidad trata de sensibilizar.
Entre los primeros que dieron un paso al frente ante los religiosos estuvieron Luis Enrique Mederos y su compañero de los últimos 14 años, Alain Morales.
Bajo una enredadera y un toldo que apenas los tapaba del inclemente sol tropical, de pie frente a una mesa en la cual se sentaban varios prelados, incluido el afamado reverendo estadounidense Troy Perry, Mederos y Morales escucharon las palabras que les decían los religiosos.
Casi en un susurro y mirando a su pareja, Morales expresó: “Luis, te entrego mi vida”, y segundos después hubo aplausos y vítores de unas 300 personas a su alrededor. Como ellos, parejas de mujeres y hombres fueron pasando ante los religiosos mientras se besaban y reían.
Es un paso de fortalecimiento de nuestra relación porque ambos somos religiosos, creyentes”, dijo Mederos a The Associated Press. Él cree que a partir de ahora se puede abrir la posibilidad de uniones legales para personas gay —hasta ahora inexistente en la isla— de la misma forma en que ha ocurrido en otros países de la región como Uruguay y Argentina.
Es un sueño de la comunidad LBGT cubana que algún día no sea sólo simbólico y poder casarnos, sino una realidad porque también somos parte de este mundo cambiante”, agregó Mederos, diseñador gráfico de 47 años, mientras abrazaba a Morales.
Además de Perry de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Los Ángeles, quien suele abogar por el matrimonio igualitario, estuvieron presentes el reverendo Roger LaRade de Canadá y su colega cubano Raúl Suárez.
Ninguno de los religiosos pertenece a la Iglesia católica, que rechaza radicalmente las uniones homosexuales. Precisamente el domingo el presidente cubano Raúl Castro visitará la Santa Sede.
La ceremonia —que no fue una misa ni una boda, sino que sólo consistió en las bendiciones y palabras de estímulo que les ofrecieron los reverendos— formó parte de las jornadas que organizó el estatal Centro de Educación Sexual, dirigido por Mariela Castro, sexóloga, diputada e hija del presidente.