Por Francisco Castillo
La Procesión de Viernes Santo es considerada uno de los actos más significativos de la Semana Santa, en la que participaron más de 80 mil personas del país y del extranjero.
Desde el año 1992 en Puebla, representa el caminar de Jesús, donde las imágenes más antiguas y con mayor número de devotos salen a recorrer las calles de Puebla escenificando los misterios de la redención, culminando en punto de las tres de la tarde en la Catedral, para recordar la muerte de Jesucristo.
Las instituciones que participaron en la organización de la procesión fueron: el Arzobispado de Puebla, Victor Sánchez Espinoza, en compañía del alcalde
Luis Banck y familia.
La Parroquia del Santo Ángel Custodio de Analco, la Parroquia de San José la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Fraternidad de la Virgen de los Dolores, el Sagrario Metropolitano de la Soledad, el Templo de Nuestra Señora del Carmen, el Templo de Santa Mónica.
Cinco son las imagenes que transitaron por las calles de Puebla, siendo la “Virgen de la Soledad”, la imagen que encabezo el evento, “Jesús de Analco”, después la “Virgen de los Dolores” (del templo del Carmen), “Jesús Nazareno” (de San José), y al final el “Señor de la Maravillas” (del Templo de Santa Mónica) que representa una de las caídas del Señor. El Cristo de la Expiración, venerada en el Templo del Carmen es la imagen representativa que permaneció en el templete de Catedral junto al retablo elaborado en tejido de cucharilla por los artesanos del municipio de Atempan del Estado de Puebla.
Así fue como se vivió la procesión de Viernes Santo en Puebla.