Por Pascual Raúl Zárate Gil
Aquí Puebla desde Londres.- A pesar que oficialmente no estamos en tiempos electorales, los movimientos políticos que tienen y tendrán que ver con la sucesión presidencial de 2018 ya se están dando. Y de manera pasmosa en donde tienen lugar todos los movimientos, todas las novedades, aventuras y jugadas políticas, especialmente la desbandada de perredistas y priistas en torno al partido que está de moda: Morena, en especial ante su líder, Andrés Manuel López Obrador, quienes hoy por hoy se presentan como la opción más posible para ganar la elección presidencial, una vez que el PRI y el PAN han acumulado un desgaste histórico en el poder que los ha llevado a reducir al máximo sus posibilidades de credibilidad, confiabilidad y de triunfo.
El primero que efectuó un movimiento político inteligente, estratégico y decidido fue el poblano senador, Miguel Barbosa Huerta, al decidir salirse de las filas perredistas donde militaba, renunciar a la dirigencia perredista en el senador de la república, para pasarse a militar a las filas de Morena y desde allí contribuir con López Obrador, a realizar el cambio de gobierno que México está necesitando para salvarlo, según sus propias expresiones.
Pero el golpe de Miguel Barbosa resultó un golpe maestro, bien ejecutado y dirigido ya que jaló con él a 9 senadores perredistas que igualmente renunciaron de su fracción partidaria para incorporarse a las filas del Partido del Trabajo que comanda el ex gobernador de Puebla, Manuel Bartlett Díaz. Sin esperarlo, Manuel Bartlett comanda ahora a una fracción que se ha convertido en la tercera fuerza política con 16 senadores.
Este fue un jaque mate, pues Miguel Barbosa ya había hecho fracasar la alianza PRD-PAN en Puebla, contra Rafael Moreno Valle, en las elecciones de 2016, así de que el poblano senador ya traía bien estructurada su decisión basada en el reconocimiento de que el PRD está en decadencia, que su presencia en la Capital ha disminuido, que a nivel Federal pocas plazas pelea y que además ante la sinergia de Morena, el PRD está pasando a ser potencialmente un partido pequeño, aunado a sus tan criticadas alianzas que lo han llevado a ser un apéndice electoral del PAN y tribus internas.
El PRD es cuarta o quinta fuerza política del país, y ese el costo que le ha dejado el manejo corrupto de los chuchos que lo utilizaron como una slogan partidista mercantilista que les dejó dinero y prebendas en cada elección a cambio del deterioro sistemático, del erosionamiento político del PRD.
El Senador Barbosa llegó a un punto clave de inflexión, o permanecía en el PRD sin posibilidad alguna de seguir haciendo carrera política ascensional, o transitaba hacia Morena en donde podría encontrar mayor futuro, mantener su liderazgo y, sobre todo, poder ofrecer y negociar la candidatura a la gubernatura Poblana. Seamos sinceros, en Puebla no tiene presencia el PRD y contrario a lo que se vivió en 2006 y 2012 Morena logró posicionarse en primera potencia. El Senador sabe que podrá llevar ante AMLO la fuerza parlamentaria, y además vínculos políticos que ayuden a luchar por la plaza de Puebla. El cuestionamiento estará sí AMLO seguirá siendo fiel a su elección de candidatos o abrirá la puerta a un candidato externo?.
Aunque Barbosa ya se la ha ganado y tiene la estatura y el nivel para representar a Morena en las próximas elecciones presidenciales. Lo que Morena necesita es un buen candidato para la elección estatal de Puebla, en donde deberá contender contra los candidatos del PRI y del PAN. La gran interrogante que se plantea es si existirá el PRD para la próxima elección del 2018 en Puebla y otras partes del país. La respuesta es sí, pero ya sin ninguna fuerza popular, todo desprestigiado, y peor si se contenta de ir como aliado de otro partido. Porque el golpe de Barbosa al PRD no hay que cuantificarlo solo por los 9 senadores que perdió, es peor aún más el desprestigio y desdibujamiento público que pierde a nivel nacional.
Aunque hablando de candidatos a la gubernatura por Puebla de parte de Morena, hay un potencial candidato interno y que ha venido trabajando duramente y a brazo partido para el tabasqueño. Rodrigo Abdala, quien ha ejemplificado el discurso y lealtad a Morena, además de contar con una cara joven que llevaría coherencia a las elecciones de AMLO de elegir gente nueva y fuera del sistema. No podemos olvidar que el líder de Morena ha elegido candidatos populares, donde algunos han dado el ancho pero otros no. Puebla, en las elecciones pasadas, simplemente no cubrieron las expectativas. Si bien muchos de los candidatos se fortalecen con la imagen y presencia de su líder (sino vean el temor en el Edo de México de pedir a Delfina que no le haga campaña AMLO), Rodrigo Abdala ha sido un Diputado Federal que se ha acercado a la gente, que esta trabajando su imagen, pero que su únicoa desventaja sería la falta de experiencia y madurez en comparación con Barbosa.
La segunda gran noticia que ha movido anticipadamente los factores políticos del 2018 y que tiene que ver con las candidaturas a la gubernatura de Puebla para el 2018, es ahora la investigación a las cuentas públicas que dejó en el Ayuntamiento de Puebla el ex presidente Municipal Eduardo Rivera, quien es aspirante a la candidatura del PAN por la fracción del Yunque, la opuesta al nuevo PAN que construyó Rafael Moreno Valle para sus proyectos políticos electorales y lanzar a Martha Erika Alonso de Moreno Valle como candidata a la gubernatura en 2018.
Eduardo Rivera se ha convertido en un perseguido político de Moreno Valle, quien ha ordenado que el Congreso del Estado lo inhabilite en sus derechos políticos por 12 años y le aplique una multa de 25 millones de pesos por los supuestos faltantes que tiene en sus cuenta públicas que manejó cuando fue alcalde de la ciudad. Con dicha inhabilitación lo deja fuera de las posibilidades legales de ser candidato oficial del PAN a la gubernatura, y le deja el camino abierto a Martha Erika para ser candidata única del panismo, sea de extrema o nueva derecha.
El choque local a querer o no tiene repercusiones políticas en el PAN nacional, ya que Eduardo Rivera está apoyando a Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la gubernatura por el Estado de México. Y Moreno Valle se ha declarado adversario de Josefina desde la elección presidencial de 2012, en la que Moreno Valle jugó a favor de la candidatura de Ernesto Cordero como candidato a la presidencia, y Eduardo Rivera lo hizo en favor de Josefina Vázquez, quien finalmente fue la candidata presidencial.
Así que Eduardo Rivera no está solo, y ha salido a declarar que no se quedará callado ante esta persecución política de Moreno Valle. El único que podría poner orden en este conflicto de grandes intereses políticos es Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN, pero no se sabe si tendrá el interés, la decisión, los arrestos y los medios de presión necesarios a la mano para hacerlo en uno u otro sentido..
Muchos poblanos deberán preguntarse cuál es la posición política que ante este conflicto jugará o juega el gobernador Antonio Gali. Y podrían plantearse dos respuestas, una que Antonio Gali apoye el proyecto político de Rafael Moreno Valle; aunque también puede construir su propio proyecto político con un tercer candidato en la balanza política, y éste podría ser el actual presidente Municipal de Puebla, Luis Banck Serrrato, él cual tiene todos los medios para construir su imagen de aquí a los tiempos electorales del 2018.
Finalmente quien tiene el poder y juega todo el poder del Estado en sus manos es el Gobernador Tony Gali, y es un hecho que con uno u otro candidato su objetivo sea el de ganar las elecciones del 2018 para que su grupo político continúe gobernando, y pare ello está comenzando una gobernatura de manera magnifica al acercarse a la gente, conciliatoria, vinculatoria, abierta y democrática.