La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) ha reiterado el impacto negativo de la pandemia, 2 años de incertidumbre y aislamiento: 4 millones de contagios, más de 700 mil muertes, 2 millones de micro negocios quebrados, más de 1 millón de empleos perdidos, una factura económica que no se dejó esperar, sumando 24 quincenas consecutivas con inflación por encima del rango objetivo, situándose en un 7.23%, con una no subyacente de más de un 12% en la segunda quincena de marzo, provocando un alza en los precios de los alimentos y el costo de los servicios básicos, llevando a la población a sobrevivir una inseguridad alimentaria que pone en riesgo su salud, trayendo como consecuencia que 2 de cada 10 mexicanos no prueben bocado alguno un día a la semana, segmentos importantes de la población que padecen hambre en México.
“Esta foto impactante pensaríamos que no podría ser peor, craso error de cálculo, la sequía que azota al país es verdaderamente alarmante. Persiste una discusión interminable sobre la validez y consecuencias del cambio climático global, discusión bizantina, ya que el clima está cambiando frente a nuestra nariz y todavía regateamos el hecho. El “efecto de la niña”, producto de la alteración del clima que se vive, está llevando a México a padecer un periodo de sequía extendido y prolongado que pone en jaque el abasto doméstico del vital líquido y la producción agrícola. Sin duda, sin agua no hay vida ni alimentos; huelga decir que este factor presionará la tendencia alcista del costo de los frescos (frutas, legumbres y verduras), erosionando el lánguido poder adquisitivo de las familias”, comento Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
531 municipios se encuentran sin abasto de agua, 66% del territorio nacional se encuentra totalmente seco, la mayoría de las presas vacías y el pronóstico del tiempo nos advierte que en los meses de abril y mayo no habrá precipitaciones pluviales y virtualmente se garantiza la sequedad hasta septiembre. El corolario de esta calamidad es que la sequía que enfrentamos se prolongará en el 2022.
Nos toca vivir una tras otra, no acabamos de derrotar a la pandemia (contagios y decesos siguen, aunque en menor cantidad) cuando Aridoamérica arde y Mesoamérica se contrae. La sequedad está acotando a la humedad. La sequía provocará verdaderos éxodos de flujos migratorios hacia el sur buscando agua. Qué paradoja, habrían caravanas de migrantes de Norte a Sur diciendo adiós a las caravanas de sur a Norte en busca de empleo. La sequía podría venir a temperar el problema migratorio. ¿Quién lo diría?
Como sentencia el popular comercial: “Para los que quieren más”, resulta que debemos agregar a este elenco de terror, Pandemia, Inflación y Sequia, la Guerra. La derrota de Trump rompió el contubernio ruso-norteamericano. El mundo fue testigo de cómo el gobierno ruso intervino a favor de Trump, en contra de Hilary Clinton. El entendimiento de Trump y Putin fue fuera del closet. Con el triunfo de Biden se rompe este maridaje, acallando al boquiflojo que buscaba gobernar desde twitter.
Era cuestión de tiempo para que estallara el conflicto ruso-norteamericano, teniendo como epicentro a Ucrania, llevando al planeta entero al riesgo de vivir una Guerra Nuclear.
La pura tentativa de esta amenaza le roba el sueño a la humanidad. México, de facto, se convierte en un daño colateral de esta incertidumbre por su situación geográfica.
Muchos puntos estratégicos de ataque bélico de los rusos contra Estados Unidos se ubican en Texas, California, Nuevo México, Florida y Arizona al Sur al lado de México, cumpliéndose el adagio de que si al pueblo norteamericano le da una gripita a los mexicanos nos dará neumonía. La suerte del accesorio es la suerte del principal.
“La Guerra ruso-ucraniana ya nos está cobrando su factura, elevando el costo de los energéticos, que ha obligado al gobierno mexicano a dejar de cobrar el IEPS a gasolinas y diésel, subsidiando el costo de la Guerra en este rubro que significará dejar de recaudar más de 45 mil millones de pesos a la Hacienda Pública. Sumemos a esto el encarecimiento de los granos, maíz y trigo principalmente, que en poco tiempo elevarán su precio.
La Industria del Nixtamal, masa y tortilla, disparará el kilo de tortilla en 4 a 5 pesos, promedio nacional y en los Estados del norte hasta 7 u 8 pesos. El encarecimiento del maíz también presionará los precios de los cárnicos y de los lácteos, ya que el hato ganadero (res y porcino) y granjas avícolas se alimentan de maíz. Por más que se adjetivice, debemos señalar también que las botanas están emplazadas a subir de precio en un 25% aproximadamente por este factor que, de concretarse en periodo vacacional, significará un duro golpe a los bolsillos de la gente”, declaró Rivera.
Los fertilizantes como la UREA y Amoníaco, factor determinante para la producción agrícola, han visto disparados sus precios entre un 100% y 180%. Rusia es nuestro principal abastecedor de estos insumos que por la guerra han caído en desabasto. La producción de maíz caerá en más de un 20% por la falta de fertilizantes este año.
El trigo corre la misma suerte, provocando nuevos incrementos de precios en la panificación industrializada y artesanal. Panecillos de sal y azúcar, por igual, verán incrementados sus precios en sus distintas presentaciones entre 1 a 5 pesos. Pasteles y repostería no se quedarán atrás.
La realidad nos sorprende y nos roba nuestra capacidad de asombro. Tantas calamidades juntas no las acabamos por digerir; sin embargo, ya nos pasa su factura desgarradora. Nos llueve sobre mojado. No es pesimismo, hablamos de la realidad.