Excélsior
MONTERREY, 20 de noviembre.— La venta de tabaco ilegal en México es un problema que crece a bocanadas, dominado por el narcotráfico. De cada 100 cigarros que se consumen en el país, 17 provienen del contrabando y la piratería.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reconoce que el actual modus operandi de las organizaciones criminales hace más difícil detener el flujo de esos cigarros hacia el país, porque anteriormente se hacían grandes decomisos de contenedores en puertos y aeropuertos.
Sin embargo, en este año se ha identificado un cambio de estrategia: el contrabando es hormiga. El tráfico de cigarros ocurre principalmente en los límites de México con Belice, a través de personas, vehículos particulares y camionetas pequeñas, explicó Álvaro Pérez Vega, comisionado de Operación Sanitaria de la Cofepris.
El director de Asuntos Corporativos de British American Tobacco, Carlos Humberto Suárez, indicó que la presencia de tabaco ilegal en México refleja una cadena de suministro controlado por un grupo bien organizado.
Al año ingresan a México 340 millones de cajetillas que no pagan impuestos y que carecen de control sanitario, provocando una pérdida recaudatoria de casi seis mil millones de pesos, y que genera un mayor problema de salud pública, porque en esos cigarros se ha encontrado aserrín, pasto y partículas fecales.
Un estudio de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) identificó que el contrabando de cigarro afecta más al norte del país, alcanzando 32% del mercado.
Son 175 marcas ilícitas provenientes de Paraguay, principalmente; de India, China, Vietnam, Canadá y Estados Unidos.
El gobierno de Guatemala ha denunciado ante Estados Unidos que Los Zetas son los responsables del tráfico de tabaco, personas y armas, actividades que representan el 50% de sus operaciones en la región, además de la droga.
Cigarros de aserrín invaden México
La venta de tabaco ilegal en México es un problema que crece como una bocanada de humo, ya que de cada 100 cigarros que se consumen en el país, 17 provienen del contrabando y la piratería.
Al año son introducidas a territorio nacional 340 millones de cajetillas que no pagan impuestos y que carecen de cualquier tipo de control sanitario, lo que ocasiona una pérdida recaudatoria de casi seis mil millones de pesos y genera un mayor problema de salud pública, porque estos cigarros contienen en ocasiones aserrín, pasto e incluso heces fecales.
Se trata de 175 marcas ilícitas provenientes de Paraguay, principalmente, India, China, Vietnam, Canadá y Estados Unidos, que se venden en todo los rincones de la República Mexicana, afuera del Metro, en la vía pública, en los tianguis, mercados, tiendas de abarrotes y mayoristas.
De acuerdo con un estudio realizado por la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), el cigarro de contrabando capta actualmente el 32.4 por ciento del mercado en la zona norte del país; 25.3 por ciento en el centro; 25.3 por ciento en el Pacífico-centro; 11 por ciento en el sureste; 9.8 por ciento en el noreste y 5.3 por ciento en el Distrito Federal.
Carlos Humberto Suárez, director de Asuntos Corporativos de British American Tobacco (BAT), dueña de marcas registradas como Camel, Pall Mall y Montana, indicó que la presencia de tabaco ilegal a lo largo y ancho de México demuestra que hay una cadena de suministro y un grupo bien organizado que se dedica a traficar con cigarros.
“Definitivamente hay una organización detrás, que mueve una gran cantidad de producto, lo pone en los puntos de venta y los mantiene disponibles”, señaló el también vocero de la compañía.