El cantante Enrique Iglesias se presentó la noche de ayer en el Auditorio Nacional, donde miles de fans pudieron presenciar su música.
A pesar del percance que tuvo con el dron, en Tijuana, lo llevó a tener dos dedos de la mano derecha entablillados y sostenidos con un vendaje negro, pero esto no impidió que tomara el micrófono, aunque para los momentos sentimentales utilizó el pedestal.
Sus fans no lo pueden negar: mueren por Enrique Iglesias. Sus gritos, lágrimas, brincos y el sudor que emanó de su cuerpo al bailar con la música del español las evidenció.
Y tuvieron fortuna porque, anoche, el ibérico les regaló sonrisas, mandó besos, saludó y tomó sus manos cada que se acercaba a la orilla del escenario del Auditorio Nacional, del cual se adueñó por un rato.
Tonight (I’m Lovin’ You) y I Like How It Feels levantó a la gente de sus butacas a las 21:36 horas, cuando Enrique salió corriendo con su típica gorra para comenzar su primer noche mexicana del tour Sex And Love.
Ocho músicos lo acompañaron en el escenario, armado con una pasarela que cruzaba las primeras filas del lugar, una tarima con los instrumentos y una pantalla de leds dividida por un arco con 12 lámparas.
Mientras tanto, Enrique, brindaba con su público. “Un tequila porque estoy un poco nervioso. Esto va por México. ¡Salud!”, gritó antes de entonar Loco. Sus músicos no se resistieron a la quemazón del extracto de agave y también lo engulleron de un trago.
Otra prueba de que las hormonas femeninas estaban alborotadas fue la caída de un par de sostenes antes de que sonara Escape, una rola que acabó con la lluvia de beats de Levels, la pieza maestra de Avicii.
El concierto fue todo un éxito ya que sus admiradores quedaron extasiados con su música y presencia en el escenario, por lo que el cantante en todo momento les agradeció con deleitar a sus fans los cinco sentidos.