Controversia Políticia
El espectáculo que se vive en México ante la desaparición de los 43 normalistas tiene un trasfondo político de grupos opositores al gobierno de Enrique Peña Nieto, pues a dos años de su gobierno y con excelentes resultados en el sector económico y social intentan desestabilizar al país.
Andrés Manuel López Obrador y los perredistas aún guardan rencor tras haber perdido en la elección de 2012, por lo que su deseo es incrementar el terror ante las adversidades que se viven en una nación dirigida por un presidente reformador que únicamente ha pensado en el beneficio de los mexicanos.
De acuerdo a la columna de un gran amigo de esta casa editorial, Pablo Hiriart describe como las corrientes de izquierda necesitaban a una victima para lanzarse al asalto del poder. Tuvieron 43. Con una variante que al parecer poco les importa: ellos los secuestraron y ellos los entregaron a sus aliados; los narcos para que los mataran.
El PRD y AMLO llevaron como candidatos a los socios del crimen organizado en Iguala, les dieron el poder, e hicieron gobernador a quien protegió esa mixtura de autoridades y delincuentes.
Y ahora tienen el descaro de gritar “fuera Peña”, tomar carreteras y preparar el terreno para que les entreguen el poder.
Se trata nada más y nada menos que del oportunista de López Obrador, líder izquierdista que hoy apuesta por el quiebre institucional del país, pues el estuvo detrás de la masacre de Iguala.
Del informe que dio el procurador de justicia, Jesús Murillo Karam destaca la frase “ya me cansé”, dicha por un hombre que llevaba 40 horas sin dormir, y que tuvo el valor de darles a conocer la trágica verdad a los padres de los normalistas muertos.
Eso es lo importante para la izquierda de AMLO: “fuera Peña”, y “Ya me canse”.
Dejan de un lado el crimen más atroz que se hayan conocido: el que perpetró en unos basureros de Cocula.
Solo mentes demoniacas, sanguinarias e inhumanas pueden matar a personas de la forma en que los hicieron los sicarios de Guerreros Unidos.
Ese horrendo crimen, perpetrado por autoridades de izquierda coludidas con narcotraficantes, esta siendo utilizado por un sector de la propia izquierda para emprender un asalto al poder.
Es indudable que para este grupo de las izquierdas no hay humanismo, sólo ambición del poder.
Es indudable que el país esta herido por lo que ocurrió en Iguala. Pero un grupo político no se conduele por lo sucedido y quiere lucrar con la tragedia.
La pérdida de valores de un sector de la sociedad parece haber llegado al extremo de no detenerse ante el horror del crimen, sino hace bromas con el “ya me cansé” y utiliza la tragedia como un medio para satisfacer apetitos de poder.