El Brexit y Trump, procesos revolucionarios de las masas

Por: Pascual Raúl Zárate Gil

Aquí Puebla, desde Londres – Lo que millones no deseábamos, otros millones lo han concretado, convertido en un largo capítulo de suspenso e incertidumbre para toda la comunidad internacional. Una sorpresa extraordinaria por todo aquello que nos había venido anticipando las encuestas en favor de Hillary Clinton, y porque el triunfo de Donald Trump es una de los más atípicos resultados, es la expresión más pura de las sinergias, movimientos y rebelión que pudo hacer construir el magnate para empezar a desmantelar el sistema predominante y construir otro más justo, equitativo y menos desigual. Es el empobrecimiento y la rebelión de las masas contra el enriquecimiento de unos cuantos. El pueblo salió a la calle a votar contra el establishment, y en manos de Trump está su renovación, cambio, una revolución, o un nuevo retroceso.

Muchos debemos preguntarnos, cómo es que la nación que presume ser la batuta del liberalismo económico, de la globalización, de la ¨protección de los derechos humanos”; un país de emigrantes, de una amalgama de razas, una nación que ha trabajado las últimas décadas para forjar un sistema económico global a través de instituciones en búsqueda de expandir su imperio económico, llegará a votar por Trump? Ése Trump que promueve el odio, el racismo, la xenofobia, la intolerancia, la mentira, que representa a la clase privilegiada, el ejemplo vivo del enriquecimiento ilícito, conduciendo al pueblo. norteamericano a levantarse contra los el imperio y el poder de unos cuantos.

Desde el punto de vista interno, fueron varios factores que le dieron la victoria Trump. Una razón y posiblemente la más importante es el voto anti-establishment, es decir la negación en ceder ante la continuidad de la misma clase política, ésa elite política que acota los espacios públicos, que se aleja de la población y que protege más los grandes intereses que el interés público pues se niega a un cambio sustancial en el sistema.

Otro motivo fue el resurgimiento de lo que siempre ha existido y se confirma: el racismo, el machismo, la intolerancia de un amplio sector poblacional que no dejan de sentir odio contra otros grupos étnicos, otras razas. La existencia de ello no ha disminuido, solamente se ha controlado en espacios públicos y por la ley, el orden jurídico, aunque Trump parece supo despertarlos y traerlo a la arena público.

Lo novedoso resultó atractivo para muchos a pesar de ser promesas algunas incoherentes, contradictorias y otras poco factibles, Trump supó llegar desde el sector privilegiado prometiendo reducciones impositivas, crear empleo y repatriaciones de empresas y capitales para las clases olvidadas, así como aquellos que no creían posible que todo lo que dice en campaña no es más que para llegar al poder y votaron por ser distinto, un personaje sin máscaras.

Incluso muchos latinos que llegaron a votar por él perdieron su identidad, y otros han sido víctimas de promesas demócratas por programas que los expulsaron, como el claro ejemplo de Obama que regresó a tantos latinos.

Esta vez los latinos engañados por Obama no volvieron a caer en el engaño de una reforma migratoria de la demócrata Hillary Clinton, por eso terminaron votando con Trump, como voto de castigo al engaño, al fraude y a la traición de Obama.

Por otro lado Hilary Clinton no logro convencer y al contrario generó muchas dudas sobre su integridad moral, ya sea por los wikileaks, investigaciones de sus tuwitters, y sus ideologías clasistas y expansionistas, además de representar más de lo mismo.

Desde el punto de vista externo a Donald Trump se le ve como una potente amenaza a la democracia, al sistema que busca la continuidad en el libre mercado, la tolerancia a lo distinto. Muchos comulgan con la idea que la elección de Trump será un desastre al sistema global, que es un resultado irracional, egoísta de la población norteamericana y en contraposición a lo que predica la geopolítica contemporánea.

En referencia a todas las propuestas de campaña, muchas de ellas no son tan fáciles de conseguir como parecen. Si bien el muro ya existe, una posible extensión también es palpable, pero no por ello los flujos migratorios se detendrán. Sobre el tema del pago del muro por México si bien puede intentar gravar ciertas actividades comerciales con México, las remesas, entre otras actividades, existen mecanismos legales incluyentes en la OMC para apelar todas aquellas decisiones que resulten irracionales, desproporcionales y discriminatorias. Sobre el TLCAN tendrá enfrente al Congreso e intereses económicos o una mano invisible que le harán un duro contrapeso para denunciar y renegociar el tratado en donde están inmiscuidas toda las trasnacionales más poderosas del mundo. Trump será presidente, pero no lo dejarán, no podrá gobernar solo.

En materia de seguridad resulta posiblemente alarmante para unos pero benéfico para otros la propuesta de retirar el apoyo al Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Ello significaría abrirle la puerta a Rusia a expandir sus ya añoradas ideas expansionistas en Europa del este, donde países como Estonia se preparan en caso que Rusia desee invadir. La falta de experiencia de Trump en la materia en comparación con Putin que además de experiencia cuenta con audacia y astucia de ser un depredador nato que sabe aprovechar cualquier tipo de debilidad en el Oeste para expandir su poderío, resulta alarmante para muchos países.

Estados Unidos no puede actuar unilateralmente sin consultar a sus aliados en Europa, tampoco puede darle la espalda al orden global en el que tanto ha trabajado desde la segunda Guerra Mundial. Castigar a China, que tanto tiempo le costó negociar para abrirla al mundo occidental, y ahora es la segunda potencia mundial? Hacer retroceder su expansionismo en Medio Oriente? Dónde quedará el pacto nuclear con Iran? Su slogan de “America Primero” suena descabellado si exclusivamente se dedicará a trabajar por su país, cuando gran parte de lo que representa Estados Unidos es gracias a su política expansionista en materia política, bélica y económica. El poderío estadounidense esta fincado en el predominio globalizado que ha impuesto al mundo.

México puede ser la primera víctima de las locuaces, disparatadas propuestas de Donald Trump que tienen una fuerte impregnación de rentismo electoral, por la amenaza que pesa por la deportación masiva de millones de migrantes indocumentados, aunque no será fácil desincorporar, desmantelar parte de un sistema productivo ya establecido en Estados Unidos que esta funcionando y operando.

La revisión del TLCAN es algo que será inevitable. Es el momento de retos y oportunidades. Es cierto que es un tratado que hasta ahora mantiene una balanza de intercambio comercial favorable a México, también es cierto que debemos y podemos mejorar nuestra posición comercial en muchos rubros donde sufrimos crueles ventajas unilaterales como el área del transporte, los embargos al atún, al aguacate, el tomate y otros productos que se nos vetan unilateralmente Es momento de entender estas nuevas sinergias globales de hartazgo, de cansancio a la impunidad, a la desigualdad que tanto daño nos hacen. Lo importante es la unidad de los mexicanos y el sentido de responsabilidad nacional del gobierno de Erique Peña Nieto.

El triunfo de Trump viene a darle mayor fuerza a movimientos con características similares como Brexit, Colombia, Kaczynski en Polonia, en Hungria y la latente oportunidad en Francia con Marine le Pen. Desde ese punto de vista, es tiempo de que los pueblos se rebelan como lo hizo el pueblo norteamericano que votó contra el Establishment; y al mexicano le falta revelarse contra las injusticias externas de que es víctima; y rebelarse con furia como lo hizo contra Donald Trump cuando fue recibido por Peña Nieto, y ahora debe levantarse, es tiempo de que las redes sociales mexicanas se levanten y apoyen al gobierno a hacer una renegociación con inteligencia, equilibrio y justica del TLCAN.

La enseñanza que nos dejan los movimientos mencionados, es que hay una oleada en el mundo que se alza enfurecida contra el sistema neoliberal neocolonialista y globalizador; es el hartazgo de las masas contra sus clases políticas que se alejan de ellos, que se alían a las grandes elites trasnacionales y se dedican a su enriquecimiento, a gobernar a favor de unos cuantos.

Por eso triunfó Trump, porque ventiló a los cuatro vientos temas que sólo se tratan en espacios privados y se mantienen en silencio, porque hizo suyas las palabras y los sentimientos y resentimientos de las grandes mayorías olvidadas, a las que los gobiernos, ni las elites, ni los grandes empresarios, ni los académicos, ni los intelectuales, ni los medios de comunicación escuchan ni les dan voz.

El mensaje internacional está hecho, los tiempos de las elites políticas que representan el status están seriamente amenazados por personajes y líderes que aparentemente representan las necesidades modernas de la sociedad, los cuales se acercan a decirle a los pueblos hambrientos lo que desean. Este movimiento revolucionario de las masas de levantarse contra el establishment podrá ser una etapa nueva en la historia que podrá repercutir y trascender si los nuevos líderes que acarrean esta bandera innovadora saben gobernar y transitar en tiempos pacíficos y no caer en los mismos errores en que sus predecesores han caído.

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