La comunidad científica de todo el mundo comenzó a trabajar en una vacuna contra el VIH hace 30 años y, aunque aún no se ha conseguido, en la última década ha habido un cambio significativo en la investigación, según el científico José Alcamí: “Ahora conocemos los motivos de nuestro fracaso y el talón de Aquiles del virus”.
El responsable de la Unidad de Inmunopatología del Sida del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), José Alcamí, explicó a la agencia EFE que en los primeros 20 años se abordó la vacuna desde el punto de vista de las vacunas clásicas, como la de la gripe o la poliomelitis, sin embargo no han servido contra el VIH.
Las vacunas clásicas atacan virus más sencillos pero el del VIH es “muy complejo”: no se trata de un problema de alta variabilidad del virus, porque la gripe o la polio la tienen, sino de un problema de estructura, que hace que el VIH “esconda las dianas hacia las cuales tienen que ir dirigidos los anticuerpos”.