El Estado debe intervenir lo menos posible en la economía y en la fijación de precios, ya que contradice la ley de la oferta y la demanda y el libre mercado, advirtió el presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Fernando López Macari, al ser cuestionado sobre la intención de algunos legisladores de regular a la baja los precios de los medicamentos.
Ya existen entidades para vigilar y monitorear que no se dé abuso en los precios y que no haya prácticas monopólicas, pero no estamos a favor de que por decreto se quieran establecer precios o comisiones”, expresó.
“Estamos más a favor de proveerles las herramientas a estas entidades de gobierno para que vigilen y monitoreen que no existan abusos en los precios, por medio de las herramientas adecuadas, en lugar de que por decreto se fijen los precios en cualquiera de los productos e insumos en nuestra economía, llámese servicios por comisiones bancarias, alimentos o medicamentos, etcétera”, abundó.
“Creemos que, en general, los mercados reaccionan de manera negativa cuando hay intervención en los precios; no estamos a favor del control de precios”, enfatizó.
Explicó que, en la medida que el Estado pretenda intervenir o influir en los hábitos de consumo mediante la fijación de precios, genera un menor margen de utilidad para los agentes económicos, lo cual se verá reflejado en los precios de sus acciones porque la expectativa de ganancia será menor, puesto que estará sujeta a una decisión arbitraria de la autoridad.
EXCEPCIONAL
Mario Correa, vicepresidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF, refirió que en la teoría hay sólo condiciones muy especiales donde pudiera ser recomendable y socialmente productivo un control de precios, pero en la mayoría de las circunstancias acaban teniendo repercusiones muy negativas no sólo sobre las empresas, sino también en los consumidores.
Los precios son la forma que tenemos las personas de ponernos de acuerdo en una economía para producir y un precio es la pieza de información más importante, con la que toman sus decisiones los consumidores y los inversionistas, y dicho precio debe reflejar muchos elementos detrás, como la tecnología que se usa para la producción de un bien o servicio. Si a una medicina se le pone un precio tope, pero el laboratorio encuentra que ya no recupera la inversión en investigación y desarrollo, es es muy probable que nos quedemos sin el bien que queremos regular”.
Con información de Excélsior