Cada cuatro años, 32 selecciones viajan a un país determinado para pelear por el trofeo más codiciado en el mundo del futbol, la Copa del Mundo; en 2014 la cita fue en Brasil, y después de un mes de apasionantes encuentros, Alemania y Argentina llegaban a la cita final por la gloria balompédica. El escenario, el mítico Maracaná, estadio que hoy vio a Alemania hacerse con el cuarto trofeo mundial en sus vitrinas.
Alemania de blanco y Argentina de azul, saltaron a la cancha del coloso de Río de Janeiro para enfrascarse en un duelo a muerte, donde al final el vencedor fue el cuadro europeo.
Los primeros quince minutos fueron todos del cuadro teutón dirigido por Joachim Löw, manejaban la posesión del balón pero un par de latigazos argentinos pusieron a temblar a más de un alemán en las gradas del inmueble.