Por Jorge Marcelino Alejo / Agenda Empresarial
En menos de una semana, un mínimo de tres escenarios nos muestran el trance en que se encuentran los trabajadores. O continúa el deterioro de su vida sindical y laboral, o enderezan el camino para alcanzar su bienestar anhelado.
Veamos, para el primero de septiembre próximo, pensionados y trabajadores en activo están convocados a la movilización nacional que irá del Hemiciclo a Juárez a la Cámara de Diputados, allá en la ciudad de México. Demandarán el fin del sistema privado de las Administradoras de Fondos para el Retiro –Afores-. También pedirán auditoria al sistema de pensiones y están por construir el Frente Nacional en Defensa de la Seguridad Social y Solidaria.
Ahora mismo repasamos información del INEGI, donde se asienta que 16.3 millones de trabajadores no tienen contrato escrito que los ligue a la empresa donde laboran. Eso significa inseguridad en su empleo porque están bajo el arbitrio de sus patrones, y por supuesto, no tienen prestaciones sociales ni atención médica.
Y apenas el último viernes -19 de agosto-, alrededor de seis mil trabajadores de la General Motors de su planta en Silao, Guanajuato, dividieron votos para repudiar al sindicato de la Confederación de Trabajadores Mexicanos –CTM-. El 55 % de esos trabajadores votó por una nueva relación laboral dando fin al contrato colectivo negociado por la CTM.
No quieren nada con ella.
No hace falta ahondar en el por qué los trabajadores se hartan de una representación sindical que no escucha sus demandas, y menos atiende sus necesidades; tampoco habrá que escudriñar por qué más de 16 millones de trabajadores laboran sin contrato con las empresas, y mucho menos, vamos a preguntar por qué el primero de septiembre saldrán a las calles a gritar sus desventuras por las pensiones.
El revés que los trabajadores de GM le dieron a la CTM –que de paso sacude a empresas y al mismo aparato gubernamental- no es exclusivo para ella, es la falla de tantas centrales obreras a las que los trabajadores les pagan cuotas por defender sus derechos. Pero la realidad es que no atienden sus demandas.
Por tanto, el repudio al sindicato cetemista, desde una empresa con alrededor de seis mil trabajadores, es la alerta para saber dónde más, en qué región o estado, los trabajadores también se levantarán en contra de la CTM, y de una vez por todas, les cambien las condiciones adversas en su vida sindical y laboral.
Ese cambio, simplemente, de ellos depende.
M E M O R A N D U M
MONOPOLIO
Ahora que desde Silao le manifiestan su rechazo a la CTM, es fácil vislumbrar que sea incierto el futuro de la CTM y el advenimiento de un nuevo monopolio sindical. Éste vendría a marcar realmente el esquema y comportamiento del sindicalismo mexicano en la Cuarta Transformación.
Quizá no lo recuerde carísimo lector, pero meses después de que se iniciara el el Gobierno Federal de Andrés Manuel López Obrador, tras la elección como Senador del líder sindical minero Napoleón Gómez Urrutia, se dejó pasar el comentario de que a través de su Confederación Internacional de Trabajadores –CIT- en México habría un nuevo “monopolio sindical”. En aquel momento el CIT contaba con 150 sindicatos y 10 federaciones
De ese nuevo corporativismo nacería, o mejor dicho, surgiría la línea de lo que en verdad sería – ¿o será?- el nuevo rumbo de la clase trabajadora así como su vida sindical y laboral, en el marco de la Cuarta Transformación.
¿El golpazo de Silao es la voz de que el momento ha llegado? o ¿Puede esperar para la segunda mitad del sexenio?