AQUÍ PUEBLA, DESDE LONDRES / Por: Pascual Raúl Zárate Gil
Joseph Stiglitz, describe en una frase la tragedia griega y la prolongada secuela de infortunio, sacrificio y austeridad económica que les espera a los griegos durante un largo tiempo, en que tendrán que pagar los costos tan elevados que les impusieron los centros financieros europeos a cambio del rescate más allá de lo previsto, 86 mil millones de euros. Stiglitz afirma: “la eurozona no es un proyecto democrático. Es la antítesis de la democracia”.
Nosotros añadiríamos a lo que dice Stiglitz: la Unión Europea fue un sueño de unidad entre desiguales en tamaño territorial, niveles de desarrollo técnico y científico, aparatos industriales y económicos, entre viejas potencias bélicas y dominantes que llegaron a colonizar gran parte del mundo y a sojuzgar a las mismas pequeñas naciones europeas; entre países ancestralmente pobres y naciones siempre ricas y poderosas como Inglaterra, Alemania y Francia; España en los siglos de los descubrimientos del nuevo mundo.
Por lo mismo, el Tratado de Maastricht, firmado en 1992, los tratados constitutivos de Niza y de Lisboa en 2009 que se consideraban el gran avance en la institucionalidad de la Unión Europea, podrían ser vistos en la actual retrospectiva y perspectiva histórica como un retroceso, o como un engaño, un ardid; o, en todo caso, como una quimera fugaz en tiempos adversos de finales de la Guerra Fría. La Unión Europea es finalmente un proyecto, un instrumento geopolítico y geoestratégico de las potencias europeas.
Hoy mismo, 23 años después de firmado Maastricht, Niza en 2003 y Lisboa en 2009, hemos vuelto a revivir la vieja dinámica de las disputas territoriales como el caso de Crimea y Ucrania, que han hecho reaparecer la guerra fría entre Estados Unidos y las potencias europeas como Alemania, contra la Rusia encabezada por Bladimir Putin.
Para ser más elocuentes, lo que le sucede a las pequeñas naciones europeas como Grecia, nos sucede a las naciones latinoamericanas como México, pero con Estados Unidos como potencia dominante y rescatadora. México ha sido víctima dos o tres veces de rescates financieros draconianos, asfixiantes, colonizadores, saqueadores en 1982, 1994-95 y parte en 2008, precisamente en que nos hemos declarado en suspensión de pagos y hemos tenido las arcas vacías para hacer frente a nuestros compromisos de endeudamiento y pagos externos.
Como consecuencia el país fue puesto a la venta, como la sucede a Grecia. Los capitales no se sacian con los onerosos y esclavizantes intereses que se les pagan, se hacen dueños de los principales activos productivos de cada nación. En México toda la economía más rentable está en manos multinacionales y algunos monopolios nacionales. A Grecia le espera algo similar.
La tragedia griega la sintetiza muy bien el ex ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis: “el tratado es una capitulación de Grecia ante los centros financieros europeos”. En 1967 las fuerzas extranjeras usaron tanques para acabar con la democracia griega. Ahora lo que se produjo es otro Golpe de Estado propinado por los bancos. “Grecia acepta convertirse en un vasallo del Euro grupo”, dice Varoufakis, quien sostiene que nunca antes la Unión Europea tomó una decisión que “mina, socava de manera tan fundamental el proyecto de la integración europea”.
Por lo pronto, para el FMI, el rescate griego no es viable, y lo sería a través de tres vías para rescatar al país del agujero financiero. Las tres opciones son adicionales a los 86 mil millones ya aprobados que ayudarán a Grecia a pagar sus débitos. La primera opción es una unión fiscal. La segunda es otorgar al país un periodo de gracia al 2053. La tercera opción es la quita de una parte de la deuda, lo cual ha encontrado gran resistencia en Angela Merkel.
Una buena noticia para los mercados financieros, que recuperaron la confianza en una tambaleante moneda única europea. Pareciera apagarse un fuego en llamas, o posiblemente postergar un estallido que podría agravarse en el tiempo venidero. Por ahora se evitó una quiebra económica generalizada en Grecia y el sistema financiero..
A los helenos les esperan 7 años de austeridad con 25% en el desempleo, que ha desatado una emigración masiva a otros países, más todo lo que hay de perverso tras las reformas estructurales encaminadas a sanear las finanzas públicas. El cuestionable rescate incluye condiciones más severas que el paquete que se sometió al referéndum y fue rechazado por el pueblo, pero en el que los centros financieros demostraron su poder antidemocrático imponiendo sus abusivas condiciones sobre el pueblo, en consecuencia de un status de vida que se daban los griegos, no acorde a su realidad, aunque otros países como E.U. así lo realizan. Alexis Tsipras, el primer ministro finalmente no le cumplió a su pueblo, desobedeció el mandato popular, se doblegó ante las exigencias de la canciller Angela Merkel, ante la amenaza de salir de la Eurozona por un tiempo.
El sistema monetario único quedó a salvo, aunque maltrecha la unión salió adelante. La calma, estabilidad y confianza en los mercados financieros regresó; pero si no se llega al fondo de una verdadera cooperación económica y un apoyo democrático no asfixiante ni estrangulador, los avances de Maastricht, de Niza y de Lisboa significarán un retroceso, como significó el fracaso del Tratado constitutivo de una Constitución Europea en 2005, ante el rechazo de Francia y los países Bajos.
La canciller alemana ganó prestigio en Alemania pero lo perdió en buena parte de Europa que denuesta sus rígidas política en el rescate griego, aunque quedó muy bien diplomáticamente con su principal socio y aliado, Estados Unidos. Barack Obama siempre estuvo a favor de que Grecia no saliera de la eurozona, ya que Rusia le estaba abriendo los brazos para su ingreso al Grupo BRICS.
A las potencias hegemónicas y centros financieros les fue muy bien, pero el pueblo griego verá mermadas sus pensiones. Se estima que la manutención de la mitad de los hogares depende de la pensión de un miembro de la familia, consecuencia del alto desempleo. La edad de jubilación se elevó a los 67 años y quedo congelado el pago de pensiones hasta el 2021.
Además recortes al presupuesto en caso que el gobierno no cumpla sus metas fiscales, regulaciones de bancarrota y una ley de banca. La ya conocida receta de privatización se hizo presente en el paquete. Activos públicos se privatizaran como la red de transporte eléctrico, una laxa ley laboral como la mexicana que desintegra los derechos laborales de los griegos, especialmente en materia de contratos colectivos y el tema de los despidos colectivos.
El paraíso turístico que representaban algunas islas griegas en materia de I.V.A culmina. El parlamento fijó un I.V.A. generalizado de 23% al consumo, pero medicinas y libros solamente el 6%.
La semana de la crisis que nos tocó andar observando directamente lo que ocurría en Atenas a esta fecha, las cosas han cambiado radicalmente en Grecia. Los griegos se levantan hoy con un amargo sabor de boca, a sabiendas de que lo que les espera allá fuera ya no se parece en nada a los días de la estabilidad y de la esperanza de mejoría económica.