Palabra Libre Por Juan Carlos Lastiri
De manera general podemos decir que cuando en la década de los setentas tomó auge la idea de la convergencia económica entre regiones el postulado básico de ésta era la movilidad de dos factores, por un lado el capital que debería buscar lugares con las más altas tasas de ganancia para ser rentable, por esto iría de lugares ricos a los lugares pobres donde encontraría mano de obra barata; y por otro, el capital humano que buscaría moverse de lugares donde los salarios fueran bajos a lugares donde encontrarán mejores ingresos.
Al final esta movilidad generaría un equilibrio que haría que todos tuvieran las mismas condiciones para crecer y por tanto se tendería a converger a condiciones económicas similares en todos los países. Este ideal hablaba de que en el tiempo todos tendríamos condiciones de vida económica similares, sin embargo esta premisa de la convergencia nunca se probó y muy al contrario el fenómeno de la globalización ha atenuado más las diferencias económicas entre países por lo que se dice que hoy tenemos un mundo con grandes desigualdades económicas y sociales por ende.
Quizá el único fallo de la teoría de la convergencia sea haber supuesto la movilidad de ambos factores ya que, si bien el capital con este fenómeno de la globalización y el desarrollo tecnológico ha logrado eliminar fronteras, el capital humano nunca logró está libre movilidad supuesta, las fronteras físicas no se eliminaron para este. No obstante, el que esto no haya sucedido no hizo que el postulado no se cumpliera del todo, de acuerdo a la ONU cerca de 214 millones de personas migran en el mundo anualmente y, según el reporte 2013 de las migraciones en el mundo que genera la Organización Internacional para las Migraciones de estas, los movimientos de Sur a Norte representan el 40% del total mundial; el 33% de los migrantes se desplaza entre países del Sur; el 22% entre países del Norte; y el 5% de Norte a Sur. Pero la migración representa un problema a nivel mundial y de los Estados porque, por una parte un gran porcentaje de las persona migran de manera ilegal y por tanto están expuestos a los peligros que esta condición supone, desde trabajos en condiciones de esclavitud hasta arriesgar su vida en los traslados; y por otro los Estados encuentran presiones por parte de sus pobladores de éstos que vienen a ocupar sus fuentes de empleo y aceptan casi cualquier condición.
Entonces la migración se ha convertido en un tema central para muchos países tanto receptores como expulsores de seres humanos, aunque sin mucho éxito para las personas que son quienes viven la realidad. Esta semana se dice que Europa ha tenido uno de los peores desastres en décadas cuando una embarcación naufrago proveniente de Libia y con rumbo a costas italianas. Se dice que esta semana los guardacostas italianos han rescatado a más de 10,000 migrantes que pretenden llegar a su territorio y han naufragado. No menos penoso es el andar en nuestro continente con la búsqueda del por todos conocido “sueño americano”, se dice que cerca del 60% de los latinoamericanos estarían dispuestos a migrar porque observan mejores expectativas de vida en otros países que en los propios. El andar es penoso para los migrantes ilegales y sus derechos humanos vulnerables.
Miramos de frente a un nuevo siglo donde entendemos que los recursos naturales son comunes, pero no entendemos que su apropiación provoca desigualdades sociales que a su vez generan migraciones, la mayoría ilegales con consecuencias graves para las personas que la llevan a cabo. Quizá es tiempo de buscar mecanismos que permitan una integración laboral de manera que no sólo la ayuda externa sirva a los países, sino que encuentren oportunidades para sus pobladores en otros espacios donde se requiere de sus capacidades. El tema no es sencillo pero ante los retos del nuevo siglo y la vigencia de los postulados clásicos de la necesidad de la movilidad de los factores, debemos poner en la agenda mundial temas como la migración que involucran muchas veces una degradación de los derechos humanos cuando esta se hace de manera ilegal y que, por desgracia es la mayoría de los casos reportados.