El mundo de las letras perdió a uno de los autores más reconocidos de las últimas décadas: el premio Nobel de Literatura alemán Günter Grass murió ayer a los 87 años en Lübeck, la ciudad donde vivía en el norte de Alemania.
El autor de El tambor de hojalata tenía buena salud y había estado trabajando hasta la semana pasada en su nuevo libro, pero una infección grave provocó su súbita internación en un hospital de Lübeck, donde murió por la mañana acompañado por su familia, señaló su secretaria, Hilke Ohsoling.
Alemania y el mundo perdió así a una de las figuras más relevantes de su historia moderna, tanto por su decisivo papel en la proyección mundial de la literatura alemana tras la guerra, como por su ardiente compromiso político y sus muchas polémicas.
“En sus novelas, en sus cuentos y en su lírica se encuentran las grandes esperanzas y equivocaciones, los miedos y los anhelos de generaciones enteras”, definió el presidente federal alemán, Joachim Gauck. “Su obra es un impactante espejo de nuestro país y un componente de su patrimonio cultural y artístico”.
Por su parte la canciller Angela Merkel, criticada en varias ocasiones por Grass, envió un telegrama a su viuda despidiendo “con profundo respeto” a un autor que “acompañó y marcó como pocos la historia de la posguerra en Alemania, con su compromiso tanto artístico como político y social”, apuntó.
El elogio más encendido llegó de la ministra de Cultura, Monika Grütters, que equiparó al escritor con el máximo hito de las letras germanas: “Günter Grass fue un literato mundial. Su legado literario se ubicará junto al de Goethe”.
Nacido el 16 de octubre de 1927 en la ciudad polaca de Gdansk, Grass se convirtió ya en una celebridad internacional con su novela El tambor de hojalata (1959), primer volumen de una trilogía que siguió con El gato y el ratón (1961) y Años de perro (1963).
Fuente: DPA