Richard Harris, un estadounidense de 39 años, se sometió a una operación de trasplante total de cara en 2012.
En 1997 a la edad de 22 años de disparó accidentalmente en la cara y se destruyó la nariz, pómulos, labios, dientes y mandíbula.
Durante los siguientes quince años vivió en el estado de Virginia escondiendo su cara bajo una máscara.
Harris volvió hacer su vida normal luego del trasplante de rostro cadavérico, por lo que hoy puede salir a la calle y de paseo como cualquier persona.