La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes señala que el mercado negro en México ocupa la mayor parte de la población económicamente activa, más de 33 millones de personas trabajan en los distintos giros comerciales del mercado negro en la informalidad.
Según la encuesta de empleo y ocupación de junio del 2021 hecha por INEGI, se encuentran en el desempleo 2.3 millones de mexicanos. La desocupación se concentra más en las grandes ciudades.
Los jóvenes no han recuperado los empleos que se perdieron por la pandemia, las jornadas laborales se han alargado.
Hay más gente ganando el salario mínimo, ante esto las personas han optado por trabajar por cuenta propia y en pequeños comercios.
En materia de empleo, lo que los mexicanos estamos viviendo, producto de la pandemia, es una extenuante precarización laboral y este es el caldo de cultivo en el que abreva el mercado negro al aprovechar la gran desesperación que viven millones de mexicanos por estar desempleados, subempleados y/o autoempleados, pero todos ofreciendo su trabajo en condiciones precarias.
“El mercado negro no paga impuestos ni obedece ninguna regla o ley por lo que el trabajo que ofrece es a destajo y contraresultados, sobreexplotando a la gente que ocupa. Impunemente y a ojos vistos opera la economía negra nacional con una sincronía envidiable, centros de acopio, redes de distribución, puntos de venta itinerantes, apropiándose de espacios públicos como banquetas, cruces, parques, plazas.
El mercado negro cabalga en “caballo de hacienda” y ofrece prácticamente cualquier producto, el portafolio de mercancía es un espejo nítido del mercado legal”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
¿Qué anima al mercado negro? Las mercancías que entran de contrabando a través de nuestras fronteras marítimas, terrestres y aéreas. La producción sin escrúpulos e ilimitada de productos pirata y robo carretero de mercancías. Este comercio ilícito es una fuente de financiamiento de las actividades delincuenciales que socaba la paz social.
Lo barato siempre saldrá caro, el contrabando y la piratería le roban al país oportunidades de desarrollo, minan la salud de los mexicanos y violentan su cotidianidad al financiar a los forajidos.
El contrabando, la piratería y lo robado ocupa a más de 33 millones de mexicanos que al no encontrar oportunidad laboral se ven sometidos por esta red ilegal de comercio que cada vez más carcome las entrañas de nuestra economía. Formalizar nuestra economía es reto estratégico, condición sine qua non para la modernización y desarrollo de nuestro país.
El 14 de julio el gobierno decretó la separación de la Dirección de Aduanas del SAT de la Secretaria de Hacienda, creando la Agencia Nacional de Aduanas de México como un organismo desconcentrado, con una vocación expresa de ser operado, preferentemente por militares en activo o en retiro, bajo el argumento de que ahí se encontrarán los perfiles más éticos y comprometidos con la tarea de hacer valer nuestras fronteras, logrando un control aduanero transparente y honesto.
Apostar a la militarización en el control de aduanas es una confesión de parte de que la vía civil no tiene forma de lograrlo y como último recurso se busca por la vía castrense lograr el control de nuestras fronteras, uno de los principales problemas a resolver de nuestra seguridad nacional. Sin debatir si los militares están en condiciones o no de lograr ejecutar esta misión exitosamente, lo que podemos afirmar es que nuestros soldados no son todólogos, no pueden hacerse cargo de todos los pendientes que el país acumula.
Hoy por hoy, nuestras fronteras son un verdadero queso gruyere, por todos lados, por aire, tierra, mar y por debajo del mar nos torpedea el contrabando, ingresando miles de toneladas de mercancía ilegalmente para su comercialización. Las bandas que contrabandean operan con tecnología de punta y están bien pertrechadas.
Ellos son los verdaderos dueños de las aduanas, por lo que civiles o militares, al buscar arrebatárselas, siempre estarán en desventaja e irán cuesta arriba. Tomar las aduanas es como tocar un erizo sin sangrar.
La principal arma para derrotar al contrabando, piratería y comercio ilícito es la concientización de la sociedad. Si la gente le da la espalda al mercado negro y no le compra más, este mercado se aminorará.
“Se exige una campaña nacional contra el contrabando, piratería y comercio ilícito de alto impacto en la que participen el gobierno, los agentes económicos y sociales como un solo cuerpo y por todos los medios con un mensaje claro y de alta comprensión: “Lo barato sale caro”.
El país pierde oportunidades para modernizarse, los consumidores pierden dinero por comprar mala calidad y poner en juego su salud, la sociedad pierde el derecho de vivir en paz al padecer elevados índices de violencia e inseguridad. Comprarle al mercado negro es como escupir para arriba o tirarse un balazo al pie”, concluyó Rivera.
Luego entonces, si toda esta carga negativa tiene el contrabando y la piratería, ¿cómo podemos justificar que la mercancía decomisada vuelva a comercializarse en el mercado informal? Cuando todo mundo sabe que lo que vende el mercado negro son mercancías caducas, dañadas y dañinas y, muy marginalmente, buenos productos.
No es opción comercial ni legal devolver al mercado lo decomisado. El destino de lo que se decomisa es su destrucción. Hagamos un esfuerzo para lograr que el pueblo de México al unísono diga “No al contrabando” y dé la espalda al mercado negro.
Foto: El Universal