Olimpiadas Brasil 2016 27 historias, 27 Juegos

ÁMSTERDAM 1928

Los primeros Juegos tras la ‘era Coubertin’ contaron con la participación de 2.883 deportistas de 46 países en 17 especialidades.

La oposición de algunos sectores de la Iglesia a la participación femenina puso especial hincapié en la carrera de los 800 metros por considerarla, además de inhumana, escasamente acorde con la condición de las mujeres. Ganó la alemana Lina Radke, pero la prueba fue suprimida hasta los juegos de Roma.

Las mujeres, pese a las reticencias de Pio XI, compitieron por primera vez en atletismo y gimnasia

El país que logró sumar mayor número de medallas fue Estados Unidos, aunque mantuvo una dura pugna en el atletismo con Finlandia.

Los triunfos fineses continuaron en el decatlón con Paavo Yrjola, un granjero que se entrenaba solo, y en los 3.000 obstáculos con Toivo Loukola, que cinco años antes había sido declarado inútil en el Ejército a causa de una tuberculosis. Nurmi fue segundo en esta prueba que significó su última aparición olímpica.

En los 5.000 m. Vilho “Ville” Ritola se impuso en la última curva al otro gran fondista finlandés, Paavo Nurmi. En los 10.000 las tornas se cambiaron y el vencedor fue Nurmi, que se adjudicó su novena y última medalla de oro olímpica por delante de Ritola.

El japonés Mikio Oda, que ganó el triple salto con una marca de 15,21 metros, se convirtió en el primer asiático que lograba una medalla de oro olímpica.

La prueba más representativa de toda la cita olímpica, el maratón, se la adjudicó el argelino, nacionalizado francés, Mohamed El Ouafi, que se convirtió en el precursor de los atletas africano que posteriormente obtendrían victorias en la dura carrera. El argelino registró una marca de 2 horas 32 minutos y 57 segundos.

Johnny “Tarzán” Weismuller se despidió en Amsterdam de la competición olímpica de natación con una medalla de oro en los 100 metros libre (58.6) y otra en los relevos 4 por 200.

Si Uruguay confirmó su hegemonía en fútbol, en hockey sobre hierba lo hizo la India, cuya superioridad fue manifiesta hasta los Juegos Olímpicos de México de 1968, en los que Pakistán tomó el relevo.

Fueron los primeros Juegos presididos por la llama olímpica, que fue encendida en Olimpia y trasladada a Ámsterdam a través de Yugoslavia, Austria y Alemania.

LOS ANGELES 1932

Los Juegos retornaron a Estados Unidos gracias al apoyo económico de los magnates del cine, que solventaron los problemas de financiación del COI y esquivaron las secuelas en su país de la depresión de 1929.

Participaron en los Juegos 1.334 atletas de 37 países, que dispusieron por primera vez de una Villa Olímpica bien acondicionada, aunque las mujeres fueron alojadas en un hotel.

El mecenas más importante fue William Fary Gerland, que patrocinó la construcción del Memorial Coliseum, donde también se disputaron los segundos juegos de Los Angeles, en 1984. El director Cecil B. de Mille organizó la ceremonia inaugural.

Hubo 14 deportes. Un gimnasta y una nadadora, el italiano Romeo Neri y la norteamericana Helen Madison, fueron los deportistas más galardonados, con tres oros cada uno.

Estados Unidos, con un total de 104 medallas, fue de nuevo la nación que acaparó buena parte de los podios.

El argentino Juan Carlos Zabala estableció la mejor marca mundial de maratón con 2 horas, 31 minutos y 36 segundos.

En el equipo de esgrima de Australia figuraba un tirador que después sería famoso, pero no en el deporte sino en el cine americano. Errol Flynn protagonizó numerosas películas de aventuras en las que exhibió su habilidad con la espada.

BERLÍN 1936

Los triunfos de un atleta negro, el estadounidense Jesse Owens, acapararon la atención de los Juegos de Berlín y desbarataron los planes del canciller alemán Adolf Hitler, que trató de utilizar la competición como elemento de propaganda nazi.

Se lograron grandes éxitos deportivos en un acontecimiento que por vez primera tenía un espectador de excepción, la televisión.

El clima prebélico que crearon las intenciones expansionistas alemanas hizo que muchas naciones se planteasen el boicot. Sin embargo, al final participaron 49 países con 3.963 deportistas en 19 disciplinas.

Se batieron todas las plusmarcas de atletismo establecidas hasta el momento. Debutaron en el programa olímpico el baloncesto, el balonmano y el piragüismo, mientras que el polo se despidió de los Juegos.

El país anfitrión se adjudicó 33 medallas de oro y mostró su supremacía en las pruebas de remo, gimnasia e hípica. Estados Unidos acumuló 24 medallas de oro y destacó en atletismo.

Hitler había planteado la competición como una reafirmación de su teoría de la superioridad de la raza aria, pero se encontró con un enemigo inesperado, Jesse Owens, ganador de cuatro oros en 100 metros, 200 metros, relevos 4 por 100 metros y salto de longitud.

La final de longitud acaparó la máxima expectación. La prueba se presentaba como un duelo entre Owens y el alemán Luz Long, un atleta rubio y fuerte, destinado a refrendar las teorías raciales nazis.

Tras hacer el estadounidense su salto ganador de 8,06, el primero en felicitarle, a la vista de Hitler, fue Luz Long.

Como protesta a la celebración de los juegos en Alemania, algunos países propugnaron la disputa de unos Juegos Populares paralelos, que debían disputarse en Barcelona en 1936 y que no pudieron hacerse realidad al estallar la Guerra Civil española.

LONDRES 1948

Tras la sangrienta II Guerra Mundial, los Juegos de Londres se caracterizaron por unos resultados poco brillantes debidos a la precaria situación del deporte en el mundo y a una organización que también acusó la penuria postbélica.

Acudieron 4.104 deportistas de 59 países, incluida Italia, pese a formar con los países del Eje en la Guerra. Alemania y Japón, también perdedores en el conflicto armado, no acudieron. La Unión Soviética, pese a estar invitada, rehusó participar.

Problemas en la alimentación, solucionados finalmente por el envío diario de comida desde los Estados Unidos y por las toneladas de pasta que envió Italia, y en el acomodo de los deportistas en barracones de la Royal Air Force demostraron las buenas intenciones, pero también la falta de recursos de Inglaterra.

La ceremonia inaugural quiso ofrecer la imagen de una Gran Bretaña renacida de sus cenizas y se pudo ver en directo por televisión.

Se compitió en 21 modalidades. La pista del Estadio de Wembley, sin utilizarse durante 20 años, fue acondicionada con una capa de ceniza que, más que ayudar, frenó a los deportistas.

Se recuerdan dos graves errores de los jueces. En los 10.000 metros anunciaron la última vuelta mucho antes de que los corredores cruzaran la línea de meta por penúltima vez. Esto motivó que los perseguidores del checo Emil Zatopek, ganador final de la prueba, se detuvieran sin percatarse del error. Zatopek anduvo listo y sacó 300 metros de ventaja al argelino-francés Alain Mimoun.

El otro error sucedió en los 4×100 relevos cuando un juez sancionó como irregular la primera entrega del testigo estadounidense y se dio por ganador al equipo británico, pese a que los norteamericanos cruzaron la meta en primer lugar. Tres días después el jurado de apelación dio como buena la entrega del relevo.

Los grandes triunfadores fueron el estadounidense Bob Mathias, ganador del decatlón con solo 17 años, y la holandesa Fanny Blankers-Koen, que a los 32 ganó 4 medallas de oro en atletismo, en 100 metros, 200 metros, 100 metros vallas y en los relevos de 4 x 100.

También adquirió notoriedad el gimnasta finlandés Paavo Aaltonen, que obtuvo tres medallas.

Los estadounidenses ganaron el medallero final

HELSINKI 1952

La Unión Soviética se presentó en la cita olímpica de Helsinki como el mayor oponente a la supremacía deportiva estadounidense, en unos Juegos que tuvieron como gran protagonista a la “locomotora humana”, el atleta checoslovaco Emil Zatopek.

Aunque las perspectivas no eran nada halagüeñas -la Guerra Fría estaba en su apogeo-, el Olimpismo demostró en Helsinki su principal cometido de aunar a los pueblos a través del deporte. La convivencia fue perfecta y las muestras de deportividad continuas.

La última participación olímpica de Rusia se remontaba a 1912, en Estocolmo. Desde su constitución, la Unión Soviética no había competido en unos Juegos.

Los Juegos contaron con la participación de 4.955 deportistas de 69 países, con un programa de competición de 18 deportes.

El duelo entre soviéticos y americanos se saldó con 76 medallas para Estados Unidos, 40 de oro, y 71 para la Unión Soviética (22).

Pero por encima de todos brilló la actuación de Zatopek. Su triunfo de 4 años antes en Londres en los 10.000 metros quedó oscurecido por la consecución en Helsinki del primer puesto en las pruebas de 5.000, 10.000 y en el maratón, distancia en la que competía por primera vez.

Su mujer, Dana, ganó la medalla de oro en el lanzamiento de jabalina.

Otros deportistas que brillaron con luz propia en Helsinki fueron el brasileño Ferreira da Silva, en triple salto, y el gimnasta soviético Viktor Tschukarim, el más laureado de los Juegos (cuatro medallas de oro y una de plata) junto a su compatriota María Goroshovskaia (dos de oro y cuatro de plata). La gimnasia soviética comenzó una etapa de supremacía mundial que no cerró hasta su descomposición como país.

El ciclista francés Jacques Anquetil en su debut en unos Juegos alcanzó el bronce en la prueba de carretera por equipos.

En Helsinki debutaron dos boxeadores de la talla del estadounidense Floyd Patterson y del sueco Ingemar Johansson, que fue descalificado en la final del peso pesado por falta de combatividad. Años después sería campeón del mundo profesional.

Los deportes de equipo, por excelencia, el fútbol y el baloncesto, tuvieron en la sensacional selección húngara de la época -Puskas, Czibor, Kocsis y compañía- y en la estadounidense a sus respectivos ganadores.

En el partido de baloncesto entre la Unión Soviética, medalla de plata, y los estadounidenses, la táctica de congelar el balón -no existían todavía los 10 segundos de retención máxima en campo propio- exasperó a todos los presentes.

A los 10 minutos de partido, el marcador señalaba un raquítico 4-2 a favor de EE.UU. y en el segundo tiempo del partido, que ganaron los americanos por 36-25, se dio la anécdota de que un jugador soviético que, al ver a sus rivales congelando el balón en el otro campo se cansó de estar parado, no aguantó mas y se tumbó, en la pista.

MELBOURNE 1956

Los Juegos de Melbourne se vieron ensombrecidos por el uso del deporte como medio de reivindicación política, lo que, en plena Guerra Fría, se tradujo en el boicoteo de varios países.

Entre los 17 deportes en los que compitieron 3.314 atletas de 96 países hubo que excluir a la hípica, en prevención, según las autoridades, de una peste equina. Las pruebas se disputaron seis meses antes en Estocolmo.

España, Holanda y Suiza no enviaron a sus deportistas por la invasión militar soviética de Hungría. Egipto e Iraq faltaron por la guerra que el primero mantenía con Israel y por el conflicto del Canal de Suez, mientras que la República China sí estuvo al comienzo pero al izarse la bandera de la China nacionalista sus dirigentes decidieron abandonar la Villa Olímpica.

La lucha por las medallas fue esta vez favorable a los soviéticos, que ganaron 37 oros por 32 de los estadounidenses, pero en atletismo, en especial en las pruebas de velocidad, la superioridad fue de los norteamericanos.

En el maratón, el triunfador fue el francés, de origen argelino, Alain Mimoun, que a sus 35 años, y ante el declive de Zatopek, pudo resarcirse de dos Juegos Olímpicos seguidos, Londres’48 y Helsinki’52, como eterno segundón.

Al finalizar la prueba, Emil Zatopek, un excelente compañero tanto dentro como fuera de la pista, abrazó al francés, lo que valoró Mimoun como más importante que la propia medalla.

La más laureada en Melbourne fue la gimnasta húngara Agnes Keleti que con 35 años obtuvo 4 medallas de oro y dos de plata. Después de los Juegos no volvió a su país sino que se quedó en Australia y luego se marchó a Israel.

En natación, el país organizador, Australia, fue el triunfador al superar a los Estados Unidos.

En fútbol ganaron los soviéticos por 1-0 a Yugoslavia en la final, con el mítico Lev Yashine en la portería.

En baloncesto no hubo sorpresas y ganaron los Estados Unidos, con un equipo en el que destacaba la participación de K.C Jones y William Rusell.

ROMA 1960

Los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 tuvieron la virtud de consagrar a grandes figuras del deporte, como los púgiles Cassius Clay y Nino Benvenutti, el maratoniano Abebe Bikilia o la velocista Wilma Rudolph, “la gacela negra”.

El COI fue capaz de solucionar diplomáticamente posibles conflictos entre las dos Alemanias y las hizo competir como un solo equipo y desfilar al son de los acordes de la novena sinfonía de Beethoven.

Con la televisión en directo para Europa durante todos los Juegos, a la cita de Roma acudieron 83 naciones con 5.338 deportistas.

Con 17 deportes en liza, la Unión Soviética (43 oros) volvió a imponerse sobre Estados Unidos (34).

El etíope Abebe Bikila, un absoluto desconocido, ganó el maratón de Roma corriendo descalzo, una imagen inolvidable para la historia del olimpismo.

La soviética Larissa Latynina fue la reina de la gimnasia al obtener tres medallas de oro, dos de plata y una de bronce.

En los 200 metros la victoria correspondió, también de forma sorprendente, al italiano Livio Berruti, estudiante de química en la Universidad de Padua que con 20.5 igualó el récord del mundo y se convirtió en el primer vencedor olímpico de esta distancia no norteamericano.

La única mujer que hizo sombra en atletismo a las soviéticas y que evitó que la balanza se inclinara demasiado en contra de Estados Unidos fue “la gacela negra”, Wilma Rudolph, que ganó tres oros.

Nino Benvenutti ganó ante sus compatriotas el peso welter y después de Roma, ya como profesional, sería campeón del mundo en el peso medio.

Cassius Clay, después conocido como Mohamed Ali, cuando se convirtió al islamismo, comenzó en Roma su camino triunfal por el mundo del boxeo en el que llegó a la cima y ha sido considerado como uno de los más grandes deportistas de la historia. Así se reconoció universalmente tras su muerte el pasado mes de junio. En Roma ganó la medalla de oro en el semipesado.

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