Por: Pascual Raúl Zárate Gil
Aquí Puebla, desde Londres, 15 de julio.- Con la mirada en el ya cercano 2018, cada día se convierte en una añoranza la urgente renovación de un poder ejecutivo que de pronto perdió la brújula, a partir de los acontecimientos que se mundializaron por lo ocurrido en Ayotzinapa y los escándalos de la casa blanca, y desde entonces no encuentra la forma de recuperar terreno ni la forma de rescatar el apoyo de la ciudadanía.
Como es de esperarse los escuálidos y pobres resultados materializados han causado graves daños, atraso y marginación a la población, han extraviado el curso del país por caminos inciertos ante la inestabilidad económica y financiera mundial, y cuando el gobierno falla, el que más lo reciente es su partido, en este caso el PRI.
El inesperado e impugnado nombramiento de Enrique Ochoa Reza como nuevo dirigente nacional del PRI es una maniobra política inexplicable del presidente. Es pintura fresca de un imprevisto y sorpresivo dedazo de los Pinos que ha dado lugar a malas interpretaciones, como la de que Peña está adelantando la derrota del PRI para la presidencial por la falta de ascendiente político del ex director de CFE. Tras este nombramiento otras hipótesis más surgen respecto a la sucesión presidencial.
Panorama número uno: intenta ser la respuesta a una realidad inconfundible e insuperable. La derrota en las urnas el pasado 5 de junio en donde el tricolor perdió 7 de 12 estados, reflejó el enojo, el descontento, el coraje y el hartazgo del electorado a la impunidad a la corrupción y al escandaloso descaro con que actuaron los propios gobernadores perdedores, como los de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua, para citar a los más corruptos.
También refleja los amarres y negociaciones políticas entre el centro y partidos como Acción Nacional para convertirlo en beneficiario de una derrota indetenible del PRI, y de esta manera fortalecerlo para la lucha presidencial del 2018, pues contará con más mexicanos bajo su gobierno y más recursos de los gobiernos para financiar la campaña presidencial. Fortalecimiento casi estratégico ante el indudable e imparable avance de la marea renovadora que plantea MORENA con Andrés Manuel López Obrador, situado hasta ahora a la cabeza en las preferencias electorales.
La llegada de Ochoa Reza plantea, quiere vender la idea de que las cosas serán de distinta forma y con gente menos desgastada; una jugada muy parecida con aquella que nos quieren vender con la presencia del del supuesto súper niño azul, Ricardo Anaya, solo que el blanquiazul ya sele anticipo y queda muy barata intentar vender tan cara la misma imagen. El mensaje al exterior es optar por los jóvenes y enviar claros mensajes de castigo sin cortapisas para los corruptos dinosaurios, como el retiro del apoyo presidencial y legal a dos criticados y duramente cuestionados gobernadores: Javier Duarte y Roberto Borge.
Este intento de vender una imagen de renovación pudiera parecer tardía y falsa, de escaso alcance social y político para el 2018, pues hay muchos casos de corrupción que no han quedado aclarados ni existe la intención de aclararlos. El mismo Ulises Ruiz mencionó “que el PRI repetirá los errores del pasado y estará en camino a la derrota en los comicios presidenciales de 2018”.
De ahí surge un segundo posible escenario que conduciría al réquiem anticipado del PRI para el 2018, ante el intento presidencial de retomar las riendas del partido, controlar los hilos de oposición, de tal manera que se entregue en bandeja de plata al candidato del PAN que quedé entre Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Moreno Valle la silla presidencial.
Segura alianza se dará tras bambalinas para derrotar al inminente enemigo a vencer “Andres Manuel López Obrador”, pues quedó claro que Morena, a pesar de ser un partido muy reciente dio batalla grande en plazas importantes como Veracruz, aunque dejó algo que desear en el D.F. MORENA se perfila para convertir nuestra insípida e incipiente democracia en tripartidista, una idea que seguramente le incomoda a Estados Unidos que desea que México sea a su imagen y semejanza, bipartidista, para que así las cosas no cambien aunque cambien.
Interesante será la lucha por la candidatura del PAN. Mientras Margarita Zavala cuenta con el capital político y económico de su esposo y el de los empresarios calderonistas de dentro y de fuera que se beneficiaron con ese gobierno.En caso de Ricardo Anaya todo dependerá de él, si decide inducir e impulsar su candidatura o prefiere dejar pasar a la esposa de su antiguo jefe
El tercer potencial candidato es Rafael Moreno Valle, quién ha demostrado ser un sagaz y habilísimo joven político que ha ganado todas las metas que se ha propuesto, desde que se convirtió en senador del PAN. De ahí saltó a la gubernatura, y ha llevado a sendos triunfos a su candidato favorito el carismático Tony Gali Fayad, primero a la presidencia municipal y ahora a la gubernatura. Esta es su principal carta de presentación de político ganador y su obra de transformación urbana de la ciudad de Puebla, aunque ha sido duramente criticado porque se olvidó del resto del Estado.
La tercera respuesta a este movimiento en el ajedrez del PRI, es la clara intención del presidente de retomar las riendas y el control del tricolor. Una jugada planeada que consistiría en primero dejar que el mismo partido designará a un potencial candidato presidencial como lo era Manlio Fabio Beltrones, quien no encontró el apoyo y manos libres para moverse el día de las elecciones, y el resultado fue una derrota vergonzosa que lo hizo renunciar ydesaparecerlo del mapa para el 2018. Una jugada perspicaz, bien planeada del presidente la de ir limpiándole el camino a su candidato o al candidato de Acción Nacional, al estilo Ernesto Zedillo, y de Felipe Calderón que algo similar hizo para el retorno del PRI a Los Pinos…
La llegada de Ochoa Reza, del mismo grupo del presidente, tiene el singular desafío de hacer ganar al PRI el Estado de México el año entrante, comicios decisivos para lo que va a ocurrir en 2018. Si el joven tecnócrata logra conducir al PRI a una victoria, no solo reposicionará al PRI para al 2018, sino que demostrará a la clase política que lasdecisiones del presidente dan resultados, son pragmáticas, mientras que las elecciones partidarias, como quedó demostrado con Manlio Fabio, resultan derrotadas.
En 2017 quedará claro si el presidente está en vías de entregar Los Pinos, o está decidido a recuperar el camino perdido el 5 de junio, siempre y cuando MORENA, con el decidido voto popular de los mexicanos, no se les atraviese en el camino al PAN y al PRI.