Gobiernos dependientes a las grandes multinacionales

Por: Pascual Raúl Zárate Gil

Aquí Puebla, desde Londres. 18 de Mayo de 2016.- Los gobiernos mexicanos se han convertido, a través de sus actuaciones históricas, en ejemplos de la inoportunidad, de ausencia de planeación, de visión organizadora de mediano y largo plazo; se han caracterizado por llegar tardíamente a las citas de los cambios políticos, económicos, sociales, tecnológicos y científicos mundiales. Y han tenido el infortunio de tener junto al vecino que fue colonizado por imperialistas y neo colonizadores que han convertido a nuestro país en una de sus colonias favoritas.

Por estas y otras razones hemos quedado fuera, desde hace 35 años, del papel de protagonistas de los cambios globales, y todavía peor, los cambios han absorbido a México y a sus gobiernos, convirtiéndoles en empleados, dependientes e instrumentos (no en actores) en la globalización que hoy domina al mundo desde Estados Unidos.

Las naciones se crearon para proteger los intereses de sus connacionales, para competir de igual a igual con otras naciones. Así ha sido desde el principio de la humanidad y desde el principio de la formación y competencia entre los pueblos México ha corrido un destino de infortunio, de ser invadido, dominado, colonizado por las grandes potencias, entre ellas la dominación española de 300 años y las invasiones de Francia y de Estados Unidos que nos arrebató medio territorio desde hace dos siglos.

Somos ahora, en pleno siglo XXI víctimas de las guerras monetarias y de los ímpetus financieros; dependientes de las tecnologías y las ciencias que nos llegan del primer mundo; víctimas de las caídas estrepitosas de precios de las materias primas como el petróleo y de la inequidad del libre comercio que nos ha convertido en una potencia exportadora pero dependiente de las importaciones; en una colonia de multinacionales y de unos cuantos monopolios nacionales en donde mandan y ordenas las pequeñas oligarquías del capital financiero que han convertido a México en un país de explotación de las grandes mayorías asalariadas que se debaten entre la pobreza y el hambre.

Los gobiernos federal y estatales actúan conforme a los dictados que les imponen los consorcios multinacionales y los gobiernos de las grandes potencias. Sus actuaciones van en función de la obediencia no del bienestar de los mexicanos.

Tristemente nuestros funcionarios se la pasan justificándose y encubriendo como verdades sus contumaces errores. Por ejemplo, Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía, queriendo justificar el fracaso estruendoso de las reformas estructurales que no han servido para nada, sólo para ganar tiempo político y engañar y distraer a los mexicanos, declaró que si las reformas estructurales se hubieran hecho hace 20 años, los resultados hubieran sido otros. Una explicación más que fantasiosa frente a los resultados: México no ha crecido los últimos 34 años a un promedio anual de 2.5%, por eso arde la llamarada del desempleo y de la delincuencia que se refugia en la criminalidad y el narco. El gobierno de Enrique Peña Nieto se sume en la impopularidad ante la ausencia de resultados.

México tenía, hace 24 años, más de la mitad de la población en Pobreza y 24 años después se sigue señalando que la pobreza sigue igual o tal vez peor. Además, del 1983 a 2015 el crecimiento de la economía mexicana fue en promedio del 2.3%, mientras que en otras economías emergentes durante el mismo período como Brasil fue del 3% o Chile en un 5%.

Las promesas de este sexenio, como el de los anteriores, quedaron muy por arriba de los resultados que esta arrojando. El guión se siguió, pues se aprobaron reformas estructurales que llevaban años sin poderse aprobar, pero a pesar de ello la economía solo sigue creciendo a no más de un 2%. Entonces, resulta preocupante para la política económica, que la dichosa formula mágica prometida no funcionó.

EL TLCAN efectivamente ha resultado benéfico, permanentemente superavitario para México, pero el gobierno oculta que no son más de dos mil grandes corporaciones (entre ellas las automotrices) multinacionales las que controlan el 85% de las exportaciones nacionales. Así que todos los principales beneficios de las exportaciones se quedan en unas cuantas empresas; es dinero que no capilariza, que no baja a las pequeñas, micro y medianas empresas nacionales, que no genera beneficio en cadena a toda la economía nacional..

La inversión directa extranjera genera beneficios a la economía nacional, por ejemplo, empleos, pero la parte más importante la saca de forma de utilidades cada año. Equivale a mayor endeudamiento, como ha dicho Alicia Bárcena, secretaria de la CEPAL, porque invierte una vez y saca permanente y siempre sus utilidades que equivalen a un alto cobro de intereses y de utilidades. Por eso México no crece, porque la principal riqueza que se está generando sale del país.

Los bancos extranjeros en México siguen saqueando la economía con altas comisiones e intereses prohibitivos para el crédito. Además cobran comisiones e intereses más altas que en sus países de origen. Bien recordamos la frase de Margarett Tatcher al entonces Secretario de Hacienda Pedro Aspe, que “al menos algunos grandes bancos deberían quedar en manos mexicanas pues son el medio de pago y con eso no se juega” Pero a partir de Carlos Salinas hasta Vicente Fox se estuvieron vendiendo las grandes cadenas de bancos mexicanos.

Sin dejar a lado todos los incentivos que se les otorga a la inversión extranjera y que no se le da el mismo trato o beneficio a la inversión nacional ha perjudicado de igual manera la empresa mexicana. Esta cesión de terrno ante la inversión extranjera, ha devorado las empresas nacionales y esto se ve reflejado en un costo social.

Debería resultar vergonzoso decir que somos el sexto país productor de vehículos, el 5 en electrodomésticos, cuando esos logros son de las empresas multinacionales no de las mexicanas, y los beneficios, reiteramos, son para sus países de origen.

Una industria y un producto que si es nuestro, el petróleo, no se ha industrializado para exportarlo con mayor valor agregado. Vendemos la materia prima, pero sus derivados los comprablos al doble o triple de precio de cómo lo vendemos. El ejemplo más claro es el crudo, donde compramos además gasolina de mala calidad, y el problema no es que nos la vendan, sino que la compremos. Ha sido un crimen el que todos los gobiernos han obedecido la consigna de Estados Unidos de no abrir refinerías sino seguir vendiendo petróleo crudo.

Y aún así, cuando el precio del barril estuvo a 100 dólares no se aprovechó ese dinero en inversión productiva, ni se guardó en un fondo para afrontar contingencias como las de ahora en que se ha tenido que recurrir a recortes del gasto público y a malbaratar PEMEX con los acreedores y los nuevos inversionistas a quienes se están entregando todas las reservas probadas y probables que tenía que explotar PEMEX.

Siendo México un país rico lo han explotado los intereses fuereños. México carece de buenos gobernantes. Ha tenido puros malos gobernantes que jamás han defendido el interés nacional. Le etapa más triste y negra es ésta, la del neoliberalismo que ha neo colonizado al país. La necesidad de crear una economía más dinámica y menos dependiente de unos cuantos sectores es necesario para romper el cordón que nos une a los países que imponen las reglas del juego.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entrada siguiente

Antidoping y polígrafo de candidatos fortalecerán participación ciudadana: Roxana

jue May 19 , 2016
Puebla, Pue.- Roxana Luna, candidata del Partido de la Revolución […]

Redes Sociales